La Noche de Museos del miércoles 27 de mayo fue el marco perfecto para presentar de manera virtual el video “El Palacio en un bocado. Una probadita del Palacio de la Escuela de Medicina en boca de sus guías” y quienes forman parte del Voluntariado.

Héctor Macías recordó que el Antiguo Palacio de la Inquisición fue construido por el arquitecto Pedro de Arrieta entre 1732 y 1736.  En 1854 se convirtió en la Escuela de Medicina y, en 1956, cuando ésta se trasladó a Ciudad Universitaria, se inició la restauración del edificio, concluyendo en 1980, y el 22 de diciembre de ese mismo año se inauguró el Museo de la Medicina Mexicana.

Por su parte, Jesús Petlacalco, narró que durante el siglo XVI, en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, se empezaron a plasmar conocimientos en pergaminos sobre las virtudes de las hierbas, plantas y flores utilizadas en la Medicina ancestral. Juan Badiano transcribió este conocimiento al latín, y así nació el Códice de la Cruz Badiana, el cual inspiró a la Facultad de Medicina para compartir esos conocimientos en la sala de Herbolaria Mexicana.

La doctora Leila Cara se refirió a la sala de Embriología, que resguarda ejemplares de fetos de las diferentes etapas del desarrollo. También hay instrumental médico que se sigue utilizando.  

Carlos Aguilar habló de Lucas “El Evangelista”, el guardián del Palacio ubicado subiendo la escalinata principal, quien fue médico y en una época curaba a gladiadores del circo romano.

Por su parte, Eduardo Parrazal, destacó la sala de Ceras, localizada en el primer piso. En el siglo XIX, la enseñanza era principalmente teórica, ya que era muy difícil practicar en pacientes por el riesgo de contagio, por lo que se empleaban modelos de cera que, con gran fidelidad y precisión, mostraban a los alumnos las características de muchas enfermedades.

Janeth Santos comentó que la historia de la sala de Cirugía Plástica y Reconstructiva se remonta a las técnicas utilizadas en Italia y que llegaron a México.

Gina Molina dio un recorrido por la sala de Oftalmología, donde se exhiben instrumentos, la historia detallada y los aspectos más importantes de esta disciplina.

Una de las leyendas de las cárceles del santo oficio es la de la mulata de Córdoba, una mujer muy bella que hacía curaciones con hierbas y aseguraban que tenía pacto con el diablo. Después de rechazar una noche con el alcalde, fue acusada de brujería y encerrada en las cárceles de la inquisición. En su celda dibujó un barco con tiza, en el cual subió para irse y no volver jamás, narró César Portilla para cerrar esta probadita del Palacio, el cual reconoce a sus guías voluntarios por su gran esfuerzo y hacer posible este vídeo, convirtiéndose de un día para otro en actores, guionistas, productores, vestuaristas y escenógrafos. También agradece a Fabián López por haberle dado la forma final.

Jaime Ugarte