El 28 de febrero se conmemora el Día Mundial de las Enfermedades Raras, en este contexto, la poliarteritis nodosa es un padecimiento poco común. En México no se cuenta con registro de cuántas personas lo han sufrido o lo tienen debido a su poca incidencia; sin embargo, a nivel mundial se ha reportado una frecuencia anual de 2.4 millones de habitantes, según criterios del Colegio Americano de Reumatología.
Esta enfermedad consiste en la inflamación de los vasos sanguíneos de mediano y pequeño calibre (arterias y venas), mejor conocida como vasculitis. “En el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional ’La Raza’ tenemos un área de concentración donde, probablemente, valoremos a unos 70 u 80 casos de vasculitis, de los cuales uno o dos son poliarteritis nodosa, aclara el doctor Miguel Ángel Saavedra Salinas, integrante del Subcomité Académico de Reumatología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Los especialistas de la salud pueden detectar el tipo de vasculitis según el tamaño de los vasos sanguíneos afectados y los órganos involucrados. “Los mexicanos no tenemos una característica específica de la poliarteritis nodosa porque es de prevalencia baja, puede afectar tanto a hombres como a mujeres, sobre todo menores de 40 años”, detalla el especialista.
Para diagnosticar esta enfermedad, primero el médico debe tener la sospecha clínica para solicitar se realicen los estudios pertinentes al paciente, quien presenta resultados anormales en el examen físico o en las pruebas de laboratorio, o en ambos, pero no hay ninguna causa en específico.
Los exámenes más comunes son la biopsia: extracción quirúrgica de una pequeña muestra de tejido para su inspección bajo el microscopio; angiografías: un tipo de rayos X para detectar anomalías en los vasos sanguíneos; electromiografía: para revisar el funcionamiento del sistema nervioso periférico, y análisis de sangre. Aún no hay un estudio determinado para identificar los diversos tipos de vasculitis.
La poliarteritis nodosa condiciona síntomas sistémicos, principalmente baja de peso, fiebre de bajo grado, malestar general y sensación de debilidad; también puede provocar disfunción del riñón, dolor a nivel abdominal y a veces produce alteraciones a nivel del sistema nervioso periférico causando una neuritis. De igual forma, en ocasiones origina una lesión en la piel de nombre eritema nodoso, provocando nódulos dolorosos en las extremidades inferiores.
En cuanto al tratamiento, primero se debe administrar cortisona en dosis altas para limitar el proceso inflamatorio y controlar la enfermedad; la mayoría de los pacientes al sanar no tiene una recaída. Sin embargo, algunos se encuentran implicados en procesos infecciosos desencadenantes, como la hepatitis; por lo tanto, también necesitan medicamento contra este virus.
Para finalizar, el reumatólogo indica que a nivel nacional se cuenta con una guía de práctica clínica conocida como Diagnóstico y Tratamiento de Poliarteritis Nodosa, de la Secretaría de Salud, publicada en 2011, la cual se toma como referencia.