De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el término “infodemia” hace referencia a un gran aumento del volumen de desinformación relacionado con un tema en particular, que puede volverse exponencial en un periodo corto debido a un incidente concreto.
La epidemia actual por la COVID-19 ha sido el escenario perfecto para que las noticias falsas se propaguen rápidamente llenando de temor, incertidumbre y pánico a las personas, principalmente aquellas que pasan más tiempo en redes sociales.
Los profesionales de la salud podrían contrarrestar la infodemia “difundiendo información veraz, basándose en fuentes oficiales y, a partir de ahí, crear una red de ayuda confiable. Es importante hacerlo con terminología sencilla para que sea accesible a la población en general y se actúe conforme a las recomendaciones”, indicó el maestro Rafael Zepeda Hernández, psicólogo del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.
De acuerdo con el especialista, el público más propenso a tener acceso a información ficticia es aquel que está más tiempo en redes sociales, adolescentes y adultos que no analizan el origen de la información o los encabezados engañosos que son publicados.
Uno de los casos que puso en evidencia el peligro de la desinformación, explicó el maestro Zepeda Hernández, ocurrió en Estados Unidos cuando varias personas bebieron cloro y otros químicos, luego de que diversos medios reportaran que el presidente Donald Trump sugirió a los médicos inyectar desinfectantes para curar a pacientes con COVID-19.
“La recomendación es informarse únicamente con fuentes oficiales, tratar de tener un punto de vista crítico respecto al contenido de Internet, y no compartir publicaciones de dudosa procedencia”. Mtro. Rafael Zepeda Hernández
La gente se quedó con el encabezado de las notas y actuó en consecuencia, cuando en realidad lo que dijo el mandatario estadounidense fue: “veo que el desinfectante elimina todo en un minuto. ¿Hay alguna manera de que podamos hacer algo así mediante la inyección en el interior del cuerpo?, como una limpieza… sería interesante com-
probar eso”.
“Ahora con el uso de las redes sociales, los individuos han adquirido esta mala costumbre de creer en encabezados ‘amarillistas’, que regularmente generan alarmas, y de inmediato los comparten y los vuelven virales, sin siquiera ver el origen de la fuente o leer el contenido completo”, advirtió el especialista.
Además de afectar la forma de actuar, la infodemia puede ocasionar otros problemas emocionales como miedo y vivir angustiados, lo que repercute en que baje el nivel de defensas y que el sistema inmunológico no actúe de manera efectiva.
Asimismo, puede causar ansiedad, depresión y aislamiento, cuando las personas tienen problemas emocionales previos. “Si alguien con problemas emocionales cae en desinformación y ésta le afecta severamente, lo más recomendable es acudir con algún especialista para que pueda recibir un tratamiento”, concluyó el maestro Zepeda Hernández.
Eric Ramírez