Noche de museos
5, 4, 3, 2… este conteo es el último recuerdo que tienen aquellos que entran a una cirugía y están a punto de ser sedados con anestesia. Esta herramienta médica para minimizar el dolor ha sido usada de diferentes formas a lo largo de la historia. Para conocer más sobre ella, la Noche de Museos del Palacio de la Escuela de Medicina, con la participación de sus guías y voluntarios, ofreció un recorrido socio-histórico con Sedare Dolorum Opus Divinum est (Sedar el dolor es cosa de dioses).
La noche comenzó con una representación de Hipnos, el dios griego del sueño, que poseía el poder de otorgar el descanso a las personas; posteriormente, el licenciado Omar Pérez Badillo explicó que el hombre primitivo experimentó con métodos y procedimientos para librarse del dolor, desde el aspecto físico hasta el psíquico. Sin embargo, fue hasta el 16 de octubre de 1846, en el Hospital General de Massachusetts cuando nació la técnica de la anestesia.
El doctor Carlos Daniel Aguilar Pérez recordó que la anestesia inició en México en el siglo XIX, durante la Guerra de Intervención Norteamericana, con la aplicación del “éter sulfúrico” para amputarle una pierna al sargento Antonio Bustos; posteriormente, se hicieron más técnicas en hospitales. Janeth Santos Jiménez abordó el uso de la anestesia en la Odontología; mientras que las doctoras Teresa Olvera Hernández y Nidiyare del Rosario Lavín hablaron de la especialidad en anestesiología y la forma en que trabajan.
Finalmente, el cronista Jesús Petlacalco, recitó el poema Nocturno de Elías Nandino Vallarta: “Cada mañana, al despertar, resucitamos; -porque al dormir morimos unas horas; -en que, libres del cuerpo, recobramos; -la vida espiritual que antes tuvimos; -cuando aún no habitábamos la carne; -que ahora nos define y nos limita; -y éramos, sin ser, misterio puro; -en el ritmo total del Universo”.
Eric Ramírez