Comúnmente llegan a confundirse términos al hablar de psicopatía, tal es el caso del término sociópata, el cual según David T. Lykken, son personas que no tienen un trastorno mental, y en su desarrollo no han aprendido las normas sociales; ocasionalmente son deshonestos, pueden ser impulsivos y, por tanto, se entiende que son personas que necesitan medidas de reinserción social, seguridad ciudadana, política social y no requieren medicación psiquiátrica.
Otro término fácilmente confundido es el trastorno antisocial de la personalidad del DSM-5, el cual a decir del doctor Nicolás Martínez López, Psiquiatra Forense e Investigador en Ciencias Médicas en el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, es muy heterogéneo y la manera en que se construye el diagnóstico no es el tener rasgos distintivos, salvo la falta de remordimiento, y básicamente habla de alguien que está en contra de la sociedad.
Por otro lado, el trastorno disocial de la CIE-10 tiene una equivalencia al trastorno antisocial, pero tiene la gran característica de tener la posibilidad de, además de la falta de remordimiento, la ausencia de empatía y egocentrismo, rasgos que provienen más cercanos al constructo de psicopatía.
Este último término fue tomado por el doctor Robert Hare, quien desarrolló la escala de psicopatía que cuenta con 20 ítems y, para su claro entendimiento, las diversas investigaciones como la del doctor Martínez López, abordan los puntos fundamentales de los trastornos piscopáticos que se denominan emociones prosociales limitadas, que son la falta de remordimiento, el afecto superficial, la ausencia de empatía y el egocentrismo, si no se tienen estas características no se puede hablar de alguien con psicopatía.
En el Seminario de Psiquiatría y Salud Mental, organizado por la doctora Ingrid Vargas Huicochea, Coordinadora de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, y transmitido por Facebook Live de la Facultad
de Medicina de la UNAM, el doctor Martínez López señaló que en la psicopatía existen diferentes subtipos, inicialmente se pensaba que los principales eran primario y secundario.
En el primario la persona puede tener emociones prosociales limitadas y el ambiente tiene una influencia para las conductas derivadas de tener estas emociones limitadas; en el caso del secundario se entiende que es algo derivado de alguna alteración o lesión en el ámbito neuropsiquiátrico que deriva en conductas y cambios de la personalidad. También se ha propuesto una diferenciación entre psicopatía corporativa y criminal, y una que ha tenido auge es la diferenciación entre exitosos y no exitosos, la cual dentro de sus investigaciones retoma anclando los términos del DSM-5 renombrándoles psicopatía predominantemente narcisista y psicopatía predominantemente antisocial.
“Si entendemos que la conducta antisocial tiene variantes, comprenderíamos que entonces en su mayoría esta conducta se comete por sujetos con sociopatía, no por sujetos que padecen un trastorno mental; la sociopatía es parte de la sociedad que empieza a impedir tener apropiadas oportunidades para un desenvolvimiento, un desarrollo, y entonces un muy pequeño grupo de personas con trastornos mentales llegan a cometer actos antisociales o actos delictivos, y dentro de ellos, un grupo muy pequeñito son personas con trastornos psicopáticos”, concluyó el especialista.
Janet Aguilar