El 17, 18, 19 y 20 de octubre, la Licenciatura en Fisioterapia (LFT), con apoyo de la Secretaría de Educación Médica de la Facultad de Medicina de la UNAM, realizó un segundo pilotaje del Examen Clínico Objetivo Estructurado (ECOE) con el propósito de validarlo y aplicarlo el siguiente año como parte del proceso de titulación de los alumnos de la Licenciatura en Fisioterapia.
“Desde hace tres años empezamos a trabajar para implementar la fase clínica como parte del proceso de titulación que deberán aplicarla todos los aspirantes que hayan seleccionado cualquiera de las cuatro opciones de titulación: actividad de investigación, por examen general de conocimientos, alto promedio, o posgrado”, señaló la maestra Carla Gabriela Uresty Valencia, responsable del proceso de titulación de la LFT.
Asimismo, comentó que la importancia de implementar la evaluación clínica es que permite a los sustentantes identificar sus áreas de oportunidad a fin de que puedan implementar y mejorar su ejercicio profesional; permite orientar a la propia Licenciatura sobre las áreas de oportunidad de la práctica docente, así como realizar las estrategias necesarias para actualizar los programas del Plan de Estudios.
“El instaurar esta modalidad de evaluación implica realizar un pilotaje para analizar los instrumentos y los casos con los que se van a evaluar a los sustentantes de las futuras generaciones; la primera prueba piloto se realizó en el mes de mayo en las nuevas instalaciones de la Licenciatura ubicadas en la colonia Del Valle, y este segundo pilotaje lo aplicamos en el Centro de Evaluación y Certificación de Competencias en Salud de la Facultad de Medicina, ubicado en el octavo piso de la Torre de Tlatelolco”, detalló la maestra Uresty Valencia.
Asimismo, explicó que el propósito de hacer dos pilotajes en diferentes lugares permite obtener información por parte de los evaluadores, pacientes y sustentantes con la finalidad de enriquecer el proceso y beneficiar al mismo.
Detalló que la fase clínica consiste en la aplicación de un ECOE, conformado por cuatro estaciones clínicas, que el sustentante debe resolver poniendo en práctica el método de intervención fisioterapéutica en la atención de pacientes estandarizados con patologías de mayor incidencia de acuerdo con el área de profundización en fisioterapia con la que egresó el sustentante (Ortopedia y Lesiones Deportivas, Pediatría, Neurología o Geriatría); cada estación debe ser resuelta en 30 minutos y las competencias que evalúan son habilidades clínicas, comunicación efectiva y profesionalismo.
Para aplicar la prueba piloto en la sede de Tlatelolco, la LFT adaptó los cubículos con recursos para valoración e intervención fisioterapéutica como son equipos de electroterapia y termoterapia, polainas, pelotas, sillas de ruedas, muletas, colchonetas, entre otros. Por otro lado, fue necesario capacitar a los pacientes estandarizados para enfocarlos en la participación hacia los diagnósticos funcionales que el fisioterapeuta debe elaborar.
Luego de destacar que la Facultad de Medicina, a través de la LFT, es la única escuela que hace esta evaluación bajo una estructura tan específica, validada y consolidada, la maestra Uresty Valencia informó que los pasantes de la sexta generación participaron voluntariamente y, por tratarse de un pilotaje, se les dio una retroalimentación al salir de la evaluación.
Una experiencia de gran retroalimentación para los pasantes
Para Juan Pedro Villeda Mena “fue una experiencia muy buena, pues siento que este examen nos ayuda a hacer una retroalimentación y ver las áreas de oportunidad, en cuáles estamos un poco bajos y a partir de eso mejorar cada día, ya que nuestra función es más práctica y no sólo basta saber la teoría, sino conocer cómo emplearla”.
A su vez, Jessica Fonseca Mondragón expresó que “esta prueba es muy importante porque realmente nos retroalimenta en todos los aspectos, como la manera en cómo nos dirigimos al paciente y cómo darle indicaciones más asertivas; tenemos que aprender a organizarnos, adaptarnos a cualquier escenario y conocer nuestras áreas de oportunidad.
Jonathan René Castro Ordaz apuntó que es una experiencia que les puede servir como retroalimentación “para saber hasta dónde están nuestras capacidades y aptitudes en esta profesión que es de mucho contacto con los pacientes, y si no las tenemos, pues realmente no podríamos ejercer de una buena manera”.
Finalmente, Kristell Melgar Leyva consideró que“al inicio fue un poco complicado, pero me fui desenvolviendo y notando dónde estaban mis debilidades para seguir trabajando en ellas y en qué partes me siento con mayor fortaleza”.
Karen Hernández