“Estoy muy agradecida con la población, mediante su apoyo me han hecho sentir cómoda y segura. Ha sido una experiencia satisfactoria y gratificante tanto a nivel profesional como personal”, aseguró Diana Laura Vergara Morales, médica pasante de la Facultad de Medicina de la UNAM, quien realiza su Servicio Social en el Centro de Salud San Mateo Ayecac, municipio de Tepetitla de Lardizábal, Tlaxcala.

Su deseo de convertirse en médica nació cuando desde pequeña jugaba a ser doctora y fue durante la preparatoria que decidió estudiar la Licenciatura de Médico Cirujano: “En aquella época tomé un curso propedéutico y me involucré mucho más en el área de la salud”.

La razón principal por la que escogió una sede clínica rural fue para salir de su zona de confort y poner en práctica su conocimiento al interior de una nueva dinámica. “Siempre he estado en la Ciudad de México rotando en los hospitales y clínicas, pero quería tener una experiencia completamente distinta y anteriormente me la habían recomendado. Pienso que implica más responsabilidad y autonomía a la hora de atender a los pacientes”, señaló.

Su convivencia con la gente ha sido cálida y su estadía ha ido más allá de sólo la aplicación de conocimientos clínicos: “Prácticamente ya conozco a todos y sé sus padecimientos. Me he dado cuenta que puedo aprender mucho de ellos y de sus culturas. Estoy muy agradecida por el cariño que me han brindado, recientemente fue la feria del pueblo y la gente me invitó a sus casas”.

También ha obtenido diversos aprendizajes: “A nivel profesional lo que más me gusta de aquí es que ya me desenvuelvo como la médica que soy, entonces doy consulta y tengo que ser resolutiva; me ha enseñado a ser más hábil y a poder comunicarme con los pacientes. En lo personal me ha ayudado a aprender a vivir sola y ser más independiente. Mi forma de pensar y de ver las cosas ha cambiado de manera importante”.

Al rememorar un caso que la marcó, narró el día en que atendió, junto a su equipo, un parto al interior de la clínica: “Recuerdo que fue por la tarde, la paciente ya venía con contracciones y no daba tiempo de mandarla al hospital más cercano. Entonces la asistimos en la sala de expulsivos que tenemos en la unidad. Todos estuvimos en sincronía y nos pusimos en alerta para poder brindarle la atención necesaria. Es lo más bonito que he vivido, sentí mucha adrenalina. El procedimiento salió bien y ahora le damos seguimiento al crecimiento de la bebé. Su mamá sigue agradecida con nosotros”, indicó Diana Laura.

En ese sentido, consideró que los médicos pasantes son una parte esencial de la clínica y hacen falta muchos más: “Nos involucramos con la población y, de esa forma, notamos sus necesidades y buscamos posibles soluciones para ayudarla. Además, brindamos un servicio gratuito”; eso le da impulso, pues “aprendemos a utilizar los recursos que tenemos para poder brindar una buena atención al paciente”.

El trabajo en equipo ha sido la clave para resolver las dificultades que se le han presentado: “El apoyo siempre ha sido mutuo, pues todos tratamos de buscar una solución en conjunto. Todos colaboramos para mejorar la salud de la comunidad”, destacó.

Entre sus planes a futuro se encuentran comenzar a laborar dando consultas y prepararse para realizar una especialidad en Cirugía General o en Ginecología. Además, está considerando quedarse a vivir un tiempo en Tlaxcala.

Finalmente, Diana Laura recomendó ampliamente a sus compañeros que realicen su Servicio Social en una sede rural, “pues es una experiencia totalmente diferente y muy bonita. Investiguen la zona y cuando lleguen, tengan buena relación con la población, porque sus integrantes son quienes te apoyan y te protegen”.

Isabel García