Durante la cuarta sesión del “Cuarto Ciclo de Cursos Virtuales 2022. Aprende el Acceso y Uso de la Información con el Sistema Bibliotecario de la Facultad de Medicina”, presentada por el licenciado Javier Díaz Castorena y titulada “El uso del estilo Vancouver en Medicina: cuestiones prácticas con Mendeley”, se incorporaron prácticas claves para la producción intelectual, ética y de calidad en el área de las ciencias de la salud, con ayuda del procesamiento automático de las referencias.

Al explicar el carácter inalienable, imprescriptible, irrenunciable e inembargable del autor, reconocido por el Estado mexicano para gozar de derechos morales y patrimoniales, la licenciada María de la Paz Romero Ramírez, Secretaria técnica del Comité editorial y Coordinadora editorial del Departamento de Publicaciones de la Facultad de Medicina, resaltó la necesidad de evitar la nociva práctica del plagio y, para ello, describió sus diferentes tipos, basados en lo que plantea Armando Soto Rodríguez en su artículo El plagio y su impacto a nivel académico y profesional, entre los que se encuentran: autoplagio, falsa autoría, copiar y pegar, parafraseo inapropiado, robo de material, etcétera. 

En la charla transmitida por Facebook Live y Youtube, la experta recomendó la aplicación correcta de las citas en el cuerpo del texto y de las referencias bibliográficas al final del mismo para respaldar el contendido y apoyarse de las normas del estilo bibliográfico Vancouver, de uso para el área biomédica, descritas en los Requisitos de Uniformidad del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (ICMJE por sus siglas en inglés) y el listado de ejemplos de Citing medicine que mantiene la National Library of Medicine de Estados Unidos.

Por su parte, la maestra Angélica María Rosas Gutiérrez, miembro del equipo académico del Sistema Bibliotecario de la Facultad, abordó el origen y funcionamiento de los gestores de referencia bibliográfica: “Su uso se ha generalizado precisamente por la llegada de la era digital y las iniciativas académicas en ciencia abierta que están facilitando, cada vez más, la introducción de estas herramientas que nos van a permitir recuperar y organizar referencias de manera automática o semiautomática”.

Sin embargo, recalcó que no son infalibles y, en ocasiones, las correcciones se deben hacer de manera manual. Además, señaló que “la calidad de las referencias depende de los metadatos, es decir, de la información sobre las cadenas de caracteres en los documentos digitales. Por ello, son indispensables las etiquetas como nombres de autores, revistas o editoriales”, y recordó que la UNAM cuenta con recursos gratuitos como Mendeley: “También tenemos beneficios adicionales, podemos adaptar nuestras referencias al estilo bibliográfico que necesitemos”.

Posteriormente, el maestro Daniel Rangel García, capacitador de soluciones principales de Elsevier, desarrolló paso a paso el uso de Mendeley y sus funciones: almacenar, organizar, dar formato, automatizar y colaborar. “No sólo nos permite gestionar referencias, sino la información en sí, es decir, el texto completo de los artículos para tener acceso a ellos como en una biblioteca. Tiene poco más de 6 millones de usuarios en el mundo y más de 8 mil estilos de citación, y con posibilidad de hacer las adecuaciones a los estilos bibliográficos. En el caso del trabajo colaborativo, tiene capacidad para crear grupos que tengan hasta 100 miembros”.

Finalmente, indicó las ventajas de la versión institucional, la cual tiene una duración de un año, pero se puede renovar mediante la conexión a la red institucional con la ventaja de contar con 100 GB para almacenar la información en la nube, por lo que no se corre el riesgo de perder la información. Asimismo, advirtió que “hay que tener en cuenta que la responsabilidad de la calidad de la información es de los usuarios que suben los archivos a la base de datos” y de los documentos que suban a la nube.

Isabel García