HISTORIAS DE ÉXITO #MUJERESFACMED

Mi nombre es Dheni Aidé Fernández Camargo. Creo que la mayoría de quienes tomamos la decisión de estudiar Medicina coincidimos en que lo hacemos para ayudar a las personas. En mi caso, lo que me llevó a estudiarla fue la desigualdad social y las ganas de contribuir a que exista menos inequidad, y es lo que quiero lograr con todo el trabajo que estoy haciendo.

Desde hace años, tengo la idea de que todo lo que hacemos debería ser para que las personas vivan mejor, que tengan mayor bienestar. Existen miles de personas en situación de pobreza extrema que no pueden acceder a servicios de salud dignos.

Precisamente, mi inspiración para estudiar Medicina se remonta a mis papás, quienes son ingenieros agrónomos egresados de Chapingo y estudiaron el doctorado. Pero antes de eso, salieron de pueblos pequeños y marginados en Hidalgo y en San Luis Potosí, donde vivían en pobreza extrema.

Me incorporé al Plan de Estudios Combinados en Medicina (PECEM) en quinto semestre, ya que la investigación siempre me había llamado la atención. Lo que más me ha gustado de pertenecer a PECEM es tener el contacto con doctores de varios hospitales o institutos, además de que siempre están abiertos a todas las ideas que tengamos, nos cuentan experiencias, y nos ayudan con cualquier problema.   

Durante una de las sesiones de networking del 9º Congreso Anual del PECEM, que se realizó en abril de 2021, propuse crear el Programa de Mentorías por Pares, en el que logramos que las y los alumnos de las primeras generaciones apoyaran a estudiantes de recién ingreso. Gracias al Programa hemos conseguido que los mentores sean parte del soporte emocional del mentorado, además de ser una guía en su estudio, aprovechamiento académico y actividades dentro del campus.

El mayor reto que he superado es ingresar a la residencia en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”. Más de 50 mil personas aplican cada año al Examen Nacional de Residencias Médicas, y sólo aceptan alrededor de 30 personas en este Instituto. Por otro lado, estoy en proceso de hacer mi examen de doctorado. En estos dos retos, lo principal que me ayudó a salir adelante es ser muy organizada y disciplinada.

En la pandemia trabajé enfocada en COVID-19 y enfermedad renal. En el Instituto creamos una calculadora para identificar a los pacientes que tenían mayor riesgo de requerir hospitalizarse en áreas críticas, ya que no todos podían tener acceso a un ventilador por la gran cantidad de pacientes, para intentar que se trasladaran a áreas críticas de otros hospitales de forma oportuna.

Por lo regular existe un ambiente competitivo cuando estudiamos, pero realmente deberíamos ayudarnos entre todos para que así nos vaya mejor. La competencia que tiene cada quien es con uno mismo, no con nuestros compañeros, eso sólo propicia que se genere un ambiente tenso que no promueve el aprendizaje, y a nadie le conviene eso. Si todos intentamos ser mejores personas y estudiantes, tendremos mejores resultados.

En mis primeros años solamente me dediqué a encerrarme a estudiar, sin embargo, me he dado cuenta que las personas que más lejos llegan y tienen éxito es porque se organizan y logran destacar en otras actividades como deportes, literatura, cine o cualquier otra. Por ello, mi recomendación es que sean muy organizados y tengan disciplina, eso les permitirá que no todo el tiempo lo dediquen a estudiar, sino que también puedan salir a hacer cosas que les gustan.

Es importante que seamos curiosos, hacer cosas nuevas, aprovechar las oportunidades de presentarnos en un trabajo, irnos de intercambio o participar en congresos. Perdamos el miedo a intentar cosas nuevas y tengamos confianza en que sí se puede lograr todo lo que nos proponemos con constancia y disciplina.