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En el marco del sexagésimo primer aniversario de trasplante de riñón y el trigésimo sexto aniversario del primer trasplante de corazón en México, y con el propósito de dar una retrospectiva sobre uno de los sucesos más importantes en la historia médica de nuestro país, el Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UNAM organizó la conferencia “Trasplante de corazón, 36 años después”.
En el auditorio “Dr. Alberto Guevara Rojas”, la doctora Natalia Nuño Lámbarri, Coordinadora de Investigación de dicho Departamento, presentó al doctor Rubén Argüero Sánchez, autor del primer trasplante de corazón en nuestro país, Profesor Emérito de la Facultad de Medicina y exJefe del Departamento de Cirugía, quien en una plática muy amena narró con detalle el contexto y el momento de cómo sucedió el primer trasplante de corazón el 21 de julio de 1988.
“Hace 43 años, en una sesión académica del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional ‘La Raza’, se presentó un trabajo relacionado con el tema y el consenso, en términos generales, fue que un servidor y mi equipo estábamos fuera de lugar. Esa gran institución se caracterizaba por una vida académica de excelencia y en esa época surgió el Departamento de Cirugía Experimental”, recordó el doctor Argüero.
“En 1984, con una actitud visionaria, el doctor Jesús Kumate, entonces Secretario de Salud, decide integrar un comité para lograr la modificación de la Ley General de Salud en materia de trasplantes, pues no existía una ley al respecto. Para 1988 realizamos un escrito bien documentado sobre un programa de trasplantes, incluido el costo-beneficio, pues en esa época el conocimiento y las leyes al respecto eran casi nulos”, prosiguió el doctor Argüero Sánchez.
Unos meses antes al día del trasplante, el doctor Argüero, acompañado de su maestro, el doctor Carlos Pacheco, solicitó audiencia con el Secretario de Salud, para informarle del programa relacionado al trasplante de corazón, quien al final de la reunión indicó que el Secretario estaba enterado y que él no autorizaba el trasplante por corresponder esta responsabilidad a otra instancia de gobierno.
El doctor Argüero recordó a detalle ese día memorable, que empezó con una operación a las 5 de la mañana, pues a las 9:30 horas tenía una cita con el Consejo Técnico para ver si autorizaba el servicio de cirugía cardiaca en el Hospital General del mismo Centro Médico “La Raza”. Más tarde, el neurocirujano del Hospital, le informó de una potencial donadora que tenía muerte cerebral. Su nombre era Eloisa Pacheco; los médicos responsables de solicitar a la familia la donación del corazón eran los doctores Omar Sánchez y Eliseo Portilla, quienes iniciaron dicho trámite.
“Con ello se inicia en nuestro país la cosecha de un órgano con latidos efectivos a partir de un cadáver, hecho histórico que cambió los programas de trasplantes, pues con ellos se permitió utilizar el material biológico invaluable que cambió la cultura relacionada al concepto de pérdida de vida ante la presencia de muerte cerebral”, destacó el doctor Rubén Argüero al señalar que con esta acción se inició una era de trasplante de órganos en México, donde en diversas instituciones se realizaron el primer trasplante de hígado y de pulmón, y un mayor número de riñones, que permitió a una gran cantidad de pacientes cambiar su calidad de vida.
Siguiendo con los acontecimientos del día en que se realizó el primer trasplante de corazón, se hicieron las pruebas que se requerían como parte del protocolo y se determinó que el receptor, José Fernando Tafoya Chávez, de 45 años, podía recibir el órgano. “Nos trasladamos a ver al señor Fernando, que se encontraba en el octavo piso de otro hospital, y le pregunté ‘¿don Fernando, nos la jugamos?’ y contestó tranquilamente ‘aquí el único que se la juega soy yo’”, recordó el doctor Argüero.
“Nos trasladamos al quirófano y ya estaban curiosos y la prensa, se vivía un ambiente de misterio y emoción, todos esperaron. Cuando retiramos la pinza de la aorta, tuvieron que pasar 18 minutos, los más largos de mi vida, para que el corazón volviera a latir, logrando el primer trasplante de corazón en México, el cual fue realizado en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional ‘La Raza’ del IMSS”, narró el doctor Argüero.
Después de la intervención, el señor Fernando Tafoya volvió a trabajar, a hacer su vida familiar y social; murió año y medio después por una infección estomacal.
“Quiero agradecer de nueva cuenta al equipo que participó en todo el proceso, pues arriesgamos prestigio y desarrollo profesional. Puedo afirmar que todos los protagonistas experimentamos en forma notable un cambio en nuestra vida personal, nuestro concepto de vida y muerte también cambió, aunado a nuestro compromiso. Para mí representa el privilegio de hacer algo en beneficio de quien más lo necesita, y es una antorcha espléndida que tengo que sostener firmemente a lo largo de mi vida y entregarla a las generaciones futuras”, expresó el doctor Argüero.
Al lamentar que la donación no se haya incrementado en los últimos años y que el número de pacientes en espera de un órgano sea importante, nuestro Profesor Emérito aseguró que “la única batalla por la que vale la pena luchar es aquella cuyo objetivo es hacer retroceder a la muerte y de nosotros depende que cuando una vida se apaga, no lo haga en forma definitiva. Los soñadores son los que corren riesgos y esa actitud de vida a veces se convierte en un hábito. Para que las cosas se vuelvan realidad, en ocasiones implican genialidad, fuerza y magia”.
Para cerrar la sesión, el doctor Eduardo Montalvo Javé, Jefe del Departamento de Cirugía, mostró su admiración por el doctor Argüero Sánchez y resaltó que el trasplante de corazón fue la noticia en los ochentas que revolucionó parte de la Medicina. Asimismo, recordó a los estudiantes de pregrado y a los residentes que tienen un lugar en el Departamento de Cirugía.
Fotografías: Brisceida López
Lili Wences y Alfredo Ortiz