En el marco de los 16 días de activismo por el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, el pasado 28 de noviembre, se realizó vía Zoom, la 35ta entrega de Cine debate con Perspectiva de Género, organizada por el Programa de Estudios de Género en Salud del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Durante el evento se analizaron diferentes escenas de la película Alice, querida, donde la protagonista puso a prueba su identidad y amistades mientras buscaba la fuerza para liberarse de su novio psicológicamente abusivo, esto con el objetivo de concientizar a la comunidad sobre las relaciones sexo afectivas en contextos de violencia y vulnerabilidad, desde el acompañamiento y las redes de apoyo.

La actividad enfocada en 4 ejes: consecuencias que se viven y experimentan en los cuerpos que han sufrido violencia, perfil del victimario, redes de apoyo y normalización de la violencia, fue moderada por la maestra Samantha Flores Rodríguez, quien está a cargo de la Oficina de Atención a la Comunidad de la Unidad de Igualdad. Ella dio la bienvenida a las y los participantes y presentó a la conferencista.

La sesión contó con la presencia de la licenciada Karina Márquez, psicoterapeuta en el Programa de Atención a Violencias del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, quien aseguró que la violencia psicológica y sexual en las relaciones de pareja son situaciones más comunes de lo que se piensa, y que pueden generar consecuencias como el trastorno de estrés postraumático con una amplia variedad de síntomas, entre ellos la intrusión y las alteraciones en el estado de ánimo.

Las personas con trastorno de estrés postraumático presentan alteraciones cognitivas, se sienten incómodas, ansiosas, con una actitud de recelo y demás síntomas de alerta y reactividad, pues, aunque no se encuentren en un contexto de violencia, recuerdan sucesos pasados, y cuando el daño psicológico es crónico, como el generado por la invalidación emocional, la víctima suele ocultar a los demás lo que está viviendo y autoculparse, todo a consecuencia de la violencia”, explicó.

Asimismo, la licenciada Karina Márquez, mencionó que, en el área de la Psicología conductual, corriente enfocada en el estudio del comportamiento humano, existe algo llamado creencias centrales, es decir, pensamientos que ganan fuerza y forman parte de la personalidad en el día a día, influyendo en la autopercepción y afectando la conducta, ya que la víctima crea un pensamiento de insuficiencia sobre su concepto.

Terminar estas relaciones no es fácil, no sabemos la historia de vida de las personas y cuando hay una historia en la que ya hubo violencia, es mucho más fácil que se normalice. Existen diferentes factores que nos hacen propensos a ellas, como la parte moral o social, haciendo complicado identificar la violencia psicológica en pareja, ya que se tiene un constructo de amor romántico, en el que hasta cierto punto se justifican los celos”.

Además, explicó que a las personas víctimas de violencia no les resulta sencillo terminar estas relaciones por muchas circunstancias, entre ellas la dependencia económica, sin embargo, las redes de apoyo como la familia o los amigos funcionan como una válvula de escape: “Es importante que las personas que atendemos estos casos tengamos formación con perspectiva de género, para evitar caer en los errores comunes; la víctima no necesita más violencia”.

Para concluir, la licenciada Márquez aclaró que los victimarios, personas que ejercen violencia, no siempre son los que están en el imaginario social, pues en muchas ocasiones son personas cercanas a la víctima, como la pareja, familiares, conocidos o vecinos, que tienen diferentes perfiles y pasan desapercibidos en la sociedad, y que se valen de estrategias de culpa y manipulación.

Por su parte, la maestra Flores Rodríguez mencionó: “Cuando hablamos de las consecuencias y juicios que hacemos hacia las personas víctimas de violencia, es importante destacar su tendencia a ocultar cosas, mentir y sentir culpa al mismo tiempo, justificando el contexto, hecho relevante para los profesionales de la salud que trabajamos con pacientes en estas situaciones, ya que es difícil establecer una empatía. Hay que tenerlo claro para no juzgarlas”.

Tomás Ortega