El Taller de Teatro de la Facultad de Medicina de la UNAM y el Programa Institucional de Ética y Bioética FACMED organizaron la actividad “El caso del señor Juárez”, una presentación teatral basada en un caso con el mismo nombre, del doctor Robert T. Hall, para la pedagogía de la bioética, realizando una mesa de diálogo posterior que buscó sensibilizar a estudiantes y profesionales de la salud mediante la recreación de un caso ético que refleja dilemas reales enfrentados en la práctica médica.
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En el auditorio “Dr. Alberto Guevara Rojas”, la licenciada Indrani Morales Astudillo, responsable del Programa Institucional de Ética y Bioética FACMED, destacó que esta iniciativa brinda una experiencia cercana y reflexiva. “Queremos traer casos que suceden en la práctica y exponer distintos puntos de vista sobre situaciones que enfrentan constantemente los profesionales de la salud, no sólo médicos, sino también el personal hospitalario”.
Por su parte, el maestro Alejandro Godoy, docente del Taller de Teatro, resaltó el enfoque colaborativo de esta actividad. “Nuestro objetivo no es formar actores profesionales, sino generar en las y los alumnos una sensibilización hacia los temas médicos a través del teatro”. El taller, compuesto por estudiantes de distintas licenciaturas y semestres, trabajó en equipo para conceptualizar, ensayar y presentar esta obra, que busca conectar la teoría y la práctica de una manera artística y reflexiva.
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La puesta en escena fue sobre un paciente octagenario, en estado crítico, cuya voluntad es no ser reanimado en caso de un paro cardiorespiratorio, decisión que genera tensiones entre sus hijos y el personal médico. Por un lado, su hija Estela, quien ha estado a cargo de su cuidado durante años, insiste en respetar las decisiones previas de su padre; mientras que su hijo Juan, ausente durante mucho tiempo, llega con una postura contraria, buscando agotar todas las posibilidades médicas para mantenerlo con vida. Esta confrontación pone en evidencia el choque entre los derechos del paciente, las obligaciones familiares y las presiones externas, como las que conlleva una figura pública en el caso del señor Juárez.
La tensión escala cuando Juan involucra a un abogado para disputar la decisión tomada por su hermana, quien legalmente tiene la responsabilidad de actuar en nombre de su padre. La intervención judicial agrava la situación, con el juez ordenando prolongar la vida del paciente mientras se revisan los argumentos legales. Esto refleja el desafío ético y emocional que enfrentan los familiares al tomar decisiones sobre la vida y la muerte, especialmente en un contexto donde existen presiones sociales y legales.
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La obra culmina con un desenlace dramático, el código azul se activa, y los esfuerzos médicos por reanimar al señor Juárez son en vano. Este cierre plantea preguntas profundas sobre el respeto a la voluntad del paciente, el concepto de dignidad en la muerte y el papel de las palabras y decisiones que se quedan sin ejecutar. A través de los diálogos, se destacan las miradas divergentes sobre lo que significa “hacer lo posible” por un ser querido, dejando una reflexión abierta sobre la ética, la empatía y la humanidad en la práctica médica.
Posteriormente a la presentación del Taller de Teatro, se abrió un espacio de análisis en donde los presentes hablaron sobre la importancia de la ética y el respeto por la autonomía del paciente, pero también actuando apegados al marco legal. Subrayando que, como futuros profesionales de la salud, es crucial reconocer y priorizar los deseos del paciente sobre las opiniones personales o presiones externas, enfatizando que cada caso es único y debe ser tratado con sensibilidad y respeto y siempre acorde con las disposiciones legales vigentes en el país para evitar incurrir en actos que puedan ser catalogados como delitos.
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Para enriquecer la mesa de diálogo, se sumaron dos especialistas a dar sus posturas y experiencias. Primero, la doctora Erandy Estela Ramírez Arellano, Jefa de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Central Militar, quien comentó sobre un fenómeno recurrente llamado “Síndrome de Bilbao”; este ocurre cuando un familiar distante, que no suele estar involucrado en el cuidado del paciente ni en las decisiones médicas, llega de manera inesperada para imponer su voluntad y generar conflictos. “Es característico el rol del papá, el hermano, el hijo o el sobrino ausente; generalmente es alguien que nunca ha estado ahí y amenaza con tomar acciones legales si no se cumplen sus demandas”.
A su vez, resaltó la importancia de la preparación y la claridad en la toma de decisiones médicas, especialmente en contextos críticos como urgencias. Insistiendo en que, en ausencia de información suficiente sobre el paciente, el deber fundamental del médico es preservar la vida, mientras se obtiene tiempo para recopilar datos adicionales sobre sus deseos y situación clínica. “A veces estamos descontextualizados, y ese es el enemigo más grande: dar información incompleta y en el momento menos indicado, lo que sólo genera confusión”.
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Por otro lado, el doctor Abelardo Flores Morales, cardiólogo rehabilitador del Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, ofreció una perspectiva sobre la relación médico-paciente y la práctica de la bioética médica cotidiana. Destacó que uno de los pilares fundamentales de la Medicina es el establecimiento de un lenguaje claro y accesible que facilite la comunicación.
“Hay cosas que probablemente no estén en tus manos, pero los pacientes necesitan acercarse a escuchar qué es lo que está pasando de manera que ellos puedan entender”, mencionó.
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Asimismo, elogió la forma en que se abordan los dilemas bioéticos en la formación de las y los estudiantes de Medicina, asegurando que la práctica supera al aprendizaje teórico, pues además de ser un campo filosófico, es una disciplina que se aplica diariamente en la interacción con los pacientes, al diferenciar entre dilemas técnicos y bioéticos, y buscar siempre estrategias que favorezcan el bienestar integral del paciente. “La mejor manera de aprender es involucrando a las y los alumnos. Si tú me lo muestras me acuerdo, pero si me involucras, lo hago”.
Finalmente, la doctora Gabriela Borrayo Sánchez, Secretaria General de la Facultad, señaló la importancia de respetar la autonomía de los pacientes en la toma de decisiones, pero también aseveró que existen complejidades éticas que surgen cuando estas decisiones anticipadas no están respaldadas legalmente: “La autonomía del médico y del equipo también tiene su valor, ya que no necesariamente están obligados a actuar en contra de sus principios o de lo que consideran éticamente correcto”, concluyó.
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Diego García