Alexandra Camacho González, médico pasante de Servicio Social

Esta obra de arte la realicé hace 2 años atrás, en donde por primera vez me enfrenté a un paciente real y a los campos clínicos. Ahora que he pasado el Internado confirmo lo que en aquel entonces sentí y pensé.

Esta obra es un autorretrato, en donde la mitad derecha habla de la superficie y en la otra mitad izquierda vemos un fondo de ojo, el cual representa Oftalmología; durante esta rotación notaba cuán importante es observar y no ver al paciente, pues cuando uno observa, puede ver una historia detrás del paciente que él mismo no está contando propiamente de su boca. 

El sistema auditivo refleja una cuestión que me realicé al tener muchos pacientes con problemas auditivos. Fue la siguiente: nosotros que podemos escuchar ¿Realmente lo hacemos?, tal vez oímos, pero no escuchamos y creo que es un poder que podemos desarrollar en esta profesión, si bien es cierto, es imposible escuchar toda la historia que a veces nos quisieran compartir nuestros pacientes por el tiempo y la demanda tan exagerada que siempre hay en un consultorio, pero creo que el poder escuchar lo poco que nos digan con empatía hace sentir al que está enfrente de nosotros importante y validado; dos elementos que muchos de nosotros necesitamos sentir en un momento vulnerable por el cual podemos estar pasando.

La mariposa que se ve representa la tiroides y ¿por qué una mariposa?, bueno, representa a las mujeres que llegué a tratar en esta especialidad, veía como muchas llegaban con miedo, frustración por el cambio en su cuerpo, e inseguridad, pero yo lo que realmente veía era belleza y mujeres guerreras.

Continúan los pulmones y un corazón grande con detalles dorados; los pulmones representan una especialidad que en lo personal me causó mucho dolor y conflicto, ya que muchos pacientes que llegaban y se trataba de entender la causa de su padecimiento, terminaban por fallecer o escuchaba muy seguido las siguientes palabras: “Tiene un mal pronóstico y este paciente va a fallecer”, yo me preguntaba ¿por qué siendo una especialidad que trata de entender la causa de los síntomas y los órganos blancos, no podemos SALVAR y CURAR? ¡Dios mío! ¡La mayoría se van!, pero algo que aprendí es, si logras curar, bravo, si no, no importa su mal pronóstico, no abandones a tu paciente, intenta todo por darle un final digno. 

El corazón representa la vida, es decir, representa a los pacientes, a aquellos que tenemos el privilegio bajo nuestros conocimientos de poder cuidar, acompañar y valorarlos como lo que son: un tesoro, no importa los pecados que ellos hayan cometido, al final es un ser humano. 

Debajo está el sistema digestivo, detallado histológicamente; en lo personal, esta rotación no me interesaba mucho hasta que comprendí su complejidad y representa que cada uno de nosotros es complejo, inmersos en un complejo (planeta) y este mismo es un punto en una inmensa galaxia, sin embargo, cuando nos paramos frente a frente, posiblemente la persona que está enfrente de ti, es nadie, pero para una familia es su todo, aquel niño que posiblemente es un chamaco berrinchudo para ti, es la niña de los ojos de unos padres y que quisieran tenerlo jugando en su casa, somos tan simples a la vista y tan complejos a la vez.

Luego está la columna, donde las vértebras están planas y sostenidas con una línea, representa Ortopedia, especialidad con mucho dolor, donde una ve muchos huesos fracturados; particularmente esta parte de la pintura representa la vulnerabilidad de nosotros los humanos, pues muchas veces podemos ser esos huesos fracturados, llenos de dolor; pero en ese proceso que podríamos estar pasando, necesitamos que alguien o algo nos sostenga, llámese fe, llámese familia, amigos o un lugar de contención.

Hay un riñón; él representa Urología. Encima de este órgano está una mano encima, la cual representa casi toda la pintura; fue una rotación donde viví dos conceptos que creo que es importante no perder a lo largo de nuestra carrera, difíciles de conservar y que a veces toca defenderlos tras los golpes y caídas que vivimos como médicos, se llaman: HUMANIDAD Y SENTIDO DE LA VIDA, no importa la trinchera en la que uno esté ejerciendo, sea investigación, docencia, clínica, quirúrgico, etc.; en esta carrera lo queramos o no, impacta directamente a aquel que puede estar parado enfrente de nosotros y se trata de levantar al que está a nuestro lado.

Por último hay dos máscaras. Representa una técnica en japón que me gusta mucho y se llama “Kintsugi “; la máscara con grietas plateadas habla de todas las frustraciones que se viven en esta área, emociones desgastantes que nos pueden desgarrar el alma. Esta máscara le grita a la otra que está resanada con dorado y tiene facies de tranquilidad, pues habla que, si bien, durante nuestro caminar a veces sentimos que nuestra alma se está rompiendo, pero en cada falla, en cada caída, en cada grieta, hay una oportunidad de resanar y restaurarnos con oro, habla de resiliencia, de sanar y crecer más.

Por último, le escribí un poema a la Medicina, que expresa lo siguiente:

-¡Ah! Medicina, tan completa, tan profunda y tan confrontante; has sido mi fuego, mi martillo, ocupas gran parte de mi personalidad y eres parte de quién soy, pero he decidido que no quiero que tú seas yo, quiero que seas mi escalón para llegar a muchos otros sueños que han nacido desde la raíz de mi ser, te he elegido y te quiero comprender, pero me has enseñado incluso a no permitirte que me lastimes, sino que me construyas. Conquistarte ha sido un verdadero reto mío día con día.

Porque no sólo es comprenderte, sino es vivirte. Al hacerlo, no sólo te doy mi superficie, te doy parte de mi intimidad como ser humano, te doy mi fragilidad y, desde lo más profundo de mí, te comparto lo más fuerte y lo más áspero de mi ser. 

Y esto es: DESDE LO MÁS PROFUNDO, con la finalidad de poder concientizar e impactar a todos mis compañeros y lectores; de no perder el amor y el respeto por la vida.

Gracias.