En la sesión de junio del Seminario Permanente en Salud Digital, organizada por el Departamento de Salud Digital de la Facultad, el doctor José Enrique Pérez Olguín, Director General de Modernización del Sector Salud, impartió la conferencia “Fundamentos tecnológicos de la inteligencia artificial (IA) en salud”, donde destacó que “el combustible de la inteligencia artificial son los datos”, subrayando que la cantidad, calidad y diversidad de estos son fundamentales para construir modelos robustos: “Si le ingresamos basura a una inteligencia artificial, arrojará basura. Debemos ser muy específicos para “identifique qué información le es útil”, indicó.

En aplicaciones prácticas, resaltó el rol de la IA como “una segunda opinión incansable en diagnóstico por imágenes (radiografías, mastografías), capaz de detectar anomalías sutiles que podrían pasar desapercibidas por fatiga humana. Sin embargo, advirtió: “Nunca debe ser el estándar de oro, sino un apoyo para priorizar casos urgentes”. También mencionó el software usado en el Instituto Nacional de Cancerología para cáncer de mama, aunque enfatizó la necesidad de adaptar estos sistemas a la población mexicana.

En el ámbito terapéutico, mencionó que “la IA acelera el descubrimiento de fármacos simulando interacciones moleculares en segundos y permite reevaluar medicamentos existentes para nuevos usos. En medicina personalizada, integra datos genómicos, clínicos y de estilo de vida para diseñar tratamientos a la medida, como en Oncología, donde selecciona fármacos basados en el perfil genético del tumor”.

Para la gestión hospitalaria, el ponente indicó que “la IA optimiza recursos, predice demanda de camas, ajusta dotación de personal en urgencias y mejora rutas de ambulancias. Además, agiliza revisiones sistemáticas de literatura científica”.
En el seminario organizado por la maestra Elisa Yazmín Jiménez Flores y la maestra Ana Laura Martínez Vega, el doctor Pérez Olguín aclaró que aunque la IA “ayuda a tomar decisiones clínicas, jamás sustituirá la capacidad clínica ni la decisión del médico. Los desafíos éticos incluyen sesgos algorítmicos de privacidad y la responsabilidad legal ante errores, es nuestra obligación asegurarnos de que se cumplan”.

Finalmente, reiteró que la IA es un “aliado para potenciar capacidades humanas, liberando a los profesionales de tareas repetitivas para enfocarse en la empatía y el juicio clínico”.
Miguel Garduño