La obesidad es una enfermedad multifactorial y heterogénea, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, es la acumulación anormal o excesiva de tejido adiposo en un individuo, afectando la morbilidad y la mortalidad de la persona que la presenta. “La obesidad en sí y todas las comorbilidades que favorece (como la diabetes, problemas cardiovasculares y algunos tipos de cáncer), aumentan la mortalidad de manera significativa ya que se ha estimado una reducción de la esperanza de vida de por lo menos 5 años en los sujetos con obesidad”, puntualizó la doctora Patricia Canto Cetina, profesora titular de la Unidad de Investigación en Obesidad, Facultad de Medicina, UNAM-Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.

Para diagnosticar la obesidad el médico verifica el índice de masa corporal del paciente, que debe ser ≥30 kg/m2. Por otro lado, la profesora explicó que la osteoporosis es una enfermedad del sistema esquelético que se caracteriza por una disminución de la densidad del tejido óseo del individuo, la cual a largo plazo puede provocar fracturas por fragilidad y es más frecuente en mujeres, sobre todo las que llegan a la menopausia, ya que en este proceso se pierden estrógenos, que son los protectores de los huesos.

Referente a la relación de ambas enfermedades, la doctora Canto Cetina explicó que en una primera fase, la obesidad puede proteger a los huesos, ya que sostienen más carga y se hacen más gruesos; pero llega un momento en que el esqueleto empieza a desgastarse y pierde la microarquitectura ósea; provocando poca resistencia y vulnerabilidad; esto no quiere decir que todos los huesos se pueden fractura por igual, depende qué parte del cuerpo sea y la intensidad del golpe.

En México se utiliza un estudio llamado Densitometría ósea, que consiste en utilizar una dosis muy pequeña de radiación ionizante para producir imágenes del interior del cuerpo, generalmente se realiza en columna lumbar y en la cadera. Éste mide la densidad mineral ósea (g/cm2) que hay en los huesos, utiliza un algoritmo que toma como referencia un parámetro y una disminución en la densidad mineral ósea (DMO) de −2.5 desviaciones estándar por debajo del promedio de DMO de las mujeres jóvenes, se considera como diagnóstico de osteoporosis, destacó la investigadora Canto Cetina.

La obesidad y la osteoporosis tienen cierto nivel de heredabilidad, sin embargo, no hay estudios suficientes que avalen cuáles son los genes, que influyan en el desarrollo de estas enfermedades; sin embargo, hay factores de riesgo como ser sedentario, tomar exceso de bebidas azucaradas y carbonatadas, tener menopausia, ser mayor de 50 años y la etnicidad.

De igual forma, puntualizó sobre las estadísticas de estas enfermedades; el promedio de personas que sufren osteoporosis es de alrededor 16 por ciento de la población mexicana, sin embargo, puede variar según la región, hablando en porcentajes; en la zona norte es de 13.7 a un 21.8; en el centro varia de un 16 a un 29, mientras que en el sur hasta un 40.5 por ciento. En relación a la obesidad la Encuesta Nacional de medio camino 2016, estimó que la prevalencia de obesidad en adultos en nuestro país es del 33.3%.

Finalmente, recomendó algunas medidas de prevención, como son: hacer mínimo 30 minutos de ejercicio al día, tomar el sol para aumentar la vitamina D y una alimentación saludable.

Samantha Cedeño