Con el propósito de difundir el papel de la Fisioterapia en los diferentes problemas de la salud en México, la Facultad de Medicina dedicó el IV Seminario de Temas Selectos de esta disciplina al tema “Envejecimiento”.

En el mensaje de bienvenida a los alumnos reunidos en el auditorio “Dr. Alberto Guevara Rojas”, la doctora Laura Peñaloza Ochoa, coordinadora de la Licenciatura en Fisioterapia, resaltó la importancia de conocer de voces expertas sobre ese tópico, a fin de que los futuros profesionales de la salud traten a los pacientes de forma interdisciplinaria.

Importancia de la Fisioterapia en el proceso de envejecimiento

La maestra Marcela Esther Cuenca Sasbón, directora del Diplomado de Rehabilitación del Adulto Mayor, explicó las características del envejecimiento y los cambios fisiológicos esperables en el sistema neuro-músculo-esquelético y en el cardiopulmonar.

Asimismo, señaló la importancia de conocer estos procesos para tratar de ayudar, a través de la Fisioterapia, a limitarlos y/o ralentizarlos, a fin de conseguir en los adultos mayores un envejecimiento exitoso, lo que los aleja de la posibilidad de presentar enfermedad y los hace mantenerse funcionales, autónomos e independientes.

“Para que esto suceda, es necesario crear las condiciones, y en el marco de la rehabilitación, el ejercicio, es el eje central de la prevención. Debe empezarse desde la juventud para preparar al cuerpo y disminuir el riesgo y las consecuencias de la sarcopenia (pérdida de masa y potencia muscular) y de caídas, así como el control postural. Esto se puede conseguir a través de un programa de ejercicios multicomponente en el que se trabaje con la flexibilidad, fuerza, resistencia cardiovascular, coordinación, equilibrio y propiocepción”, indicó.

Proceso degenerativo musculoesquelético

“Las proyecciones indican que para 2050, uno de cada cuatro mexicanos será adulto mayor, lo que representará el 27.7 por ciento de la población”, indicó el doctor Lorenzo García, profesor titular del curso de especialización en Geriatría de la Facultad de Medicina de la UNAM, al advertir que las enfermedades musculoesqueléticas son la principal causa de discapacidad en esa población.

A partir de los 60 años hay degeneración de los cartílagos de la rodilla, disminución progresiva de la masa y fuerza muscular, sarcopenia, reducción en la velocidad de la marcha y el tiempo de reacción para iniciar movimiento, así como de la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria y un descenso de la regulación de la glucosa.

“Todo ello nos indica que el paciente puede tener fragilidad, un síndrome geriátrico considerado un estado fisiopatológico que predispone una mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades y efectos adversos, por lo que es importante que se identifique de manera inmediata. Sin embargo, la prevención de los problemas musculoesqueléticos está en evitar la inmovilidad, pues de lo contrario podría desencadenar el inicio de otros síndromes geriátricos, como úlceras por presión o maltrato”, concluyó.

Fisioterapia respiratoria para el cuidado pulmonar del anciano

Con el avance de la edad, el cuerpo presenta cambios cardiovasculares como un aumento de la presión arterial sistémica y la poscarga, acortamiento de la diástole, disminución en el llenado ventricular y en la perfusión coronaria, explicó el doctor Omar Baños Mejía, médico especialista del Área de Rehabilitación Pulmonar en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Ismael Cosío Villegas”.

También, en el sistema respiratorio hay una pérdida de masa y potencia muscular, un incremento de languidez del tórax y disminución de la fuerza de músculos respiratorios y pérdida de la retracción elástica del tejido pulmonar que promueve el colapso de la vía aérea pequeña.

“Para brindar protocolos de Fisioterapia pulmonar debemos reconocer los umbrales cardiopulmonares y evaluar la reserva ventilatoria, que es la combinación entre fuerza y volumen, a fin de conocer el nivel de deterioro. Si el paciente no mueve por lo menos un 50 por ciento de su capacidad vital, todas las técnicas instrumentales y manuales van a fracasar”, adelantó el especialista.

Duelo por envejecimiento

“El duelo es la reacción a la pérdida de un ser querido o de una abstracción equivalente, y el envejecimiento se asocia con pérdidas, las cuales nos acompañan a lo largo de toda la vida, pero en esa etapa pueden resultar más frecuentes”, afirmó el doctor Álvaro Cortés Vázquez, jefe del Servicio de Estabilización Geriátrica del Hospital para Enfermos Crónicos “Dr. Gustavo Baz Prada”.

Los duelos en la vejez, añadió, están relacionados con pérdidas: de la juventud, asociada al detrimento de facultades físicas y económicas; de la salud, con miedo a la dependencia, al sufrimiento y a la muerte; de la pareja, frecuentemente catastrófica y peor tolerada por los hombres; de hijos o nietos, lo que genera un máximo grado de estrés emocional; de amistades, que alude a la pérdida del nexo con su época, y de contemporáneos, que implica un afrontamiento de la realidad.

“Para el manejo de duelo, se deben brindar espacios y herramientas al adulto mayor, a fin de que reconozca y acepte los cambios que se dan, desarrolle capacidades de disfrutar triunfos y fracasos, venza depresión y enojo, aprenda a manejar emociones surgidas de las pérdidas incluyendo sentimientos de culpa, establezca nuevas metas y se enriquezca como persona a nivel físico, psicológico y espiritual”, expresó.

Actividad física en el envejecimiento

La doctora Leonor Elia Zapata Altamirano, adscrita al Servicio de Geriatría del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, aseveró que el reto es evitar que las personas tengan alguna discapacidad en el envejecimiento, vivan con autonomía e independencia, y para ello la actividad física es vital.

Al señalar que los efectos de ésta son similares o mejores a los de los medicamentos, habló de la necesidad de medir la fragilidad de las personas para saber sus requerimientos de actividad física y promover su adherencia, a fin de disminuir el riesgo de caídas y sean funcionales en sus tareas cotidianas.

“Estamos diseñados para movernos, entonces como profesionales de la salud tenemos la obligación de promover la actividad física y la responsabilidad de interactuar e impactar en las poblaciones de riesgo, con el objetivo de mejorar la salud, la calidad de vida y, sobre todo, mantener la función, la cual está por encima de las enfermedades, así como prevenir la fragilidad”, resaltó.

Lili Wences