En el mundo hay mil 100 millones de fumadores, el 80 por ciento de ellos son habitantes de países de medianos y bajos ingresos; asimismo, cada año mueren 8 millones de personas por múltiples enfermedades ocasionadas por el tabaquismo, incluídos en estos fallecimientos 1.2 millones que nunca encendieron un cigarro y son fumadores pasivos. Cabe destacar que en México hay aproximadamente 15 millones de fumadores que tienen entre 12 y 65 años y mueren alrededor de 65 mil personas cada año como consecuencia del consumo de tabaco.

Para poder hablar de COVID-19 y tabaquismo debemos saber que éste se asocia a enfermedades respiratorias agudas, como por ejemplo la neumonía, pero también a crónicas, entre las más comunes se encuentra la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y el enfisema pulmonar. Por lo que nos podemos dar cuenta que estamos ante dos pandemias, pues también el tabaquismo se considera por muchos epidemiólogos como una, pues produce problemas graves de salud en todo el mundo”, explicó la doctora Guadalupe Ponciano Rodríguez, responsable del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Actualmente, se sabe que el humo del tabaco es una mezcla altamente tóxica, pues tiene alrededor de 7 mil químicos, de éstos, está comprobado que 250 son extremadamente tóxicos para el ser humano y 70 son cancerígenos, también encontramos otros tóxicos como el monóxido de carbono que tiene un gran impacto a nivel cardiovascular, pues forma carboxihemoglobina que reduce la cantidad de oxígeno en los tejidos, lo que favorece el desarrollo de diversas enfermedades.  

“El tabaquismo debilita al sistema inmune, lo que hace que sea más susceptible a enfermedades respiratorias, es por ello que, con la pandemia, el consumo de tabaco se identificó como un factor de riesgo importante, pues el fumar provoca un daño significativo en los alveolos y el tejido pulmonar, ya que lo destruye”, mencionó la también académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad.

De acuerdo con diversos estudios, se ha encontrado que los fumadores tienen un riesgo relativo del 2.4 de tener complicaciones severas por COVID-19; además, se asocia a un mal pronóstico y, por tanto, a un mayor riesgo de requerir ventilación mecánica y, a su vez, mayor probabilidad de muerte. Asimismo, en las curvas de sobrevida de los pacientes que requirieron asistencia mecánica, a medida que pasaron los días en la unidad de cuidados intensivos, aumentó la mortalidad, pues por cada 28 días en esa área sólo uno de cada cuatro pacientes sobrevive, es decir el 25 por ciento.

“Se debe tener en cuenta que por cada virus que entra a una célula se producen alrededor de 100 mil copias, lo que explica el daño y la agresiva colonización de las células y, si le agregamos un sistema inmune débil, es más fácil para el virus atacar y dañar al cuerpo. “Debo resaltar que si una persona infectada fuma o utiliza cigarrillos electrónicos o vapeadores, el humo y los aerosoles que liberan puede llevar el virus y, por tanto, infectar a más personas, de allí la importancia de no usar productos de tabaco en lugares cerrados donde se convive con más personas”, mencionó la doctora Ponciano Rodríguez, en su conferencia transmitida por Facebook Live de la Facultad.

Asimismo, señaló que la industria tabacalera está aprovechando la pandemia para, a través de Internet, ofrecer sus nuevos productos como los vapeadores y cigarrillos híbridos, ofreciéndolos como una alternativa al consumo de tabaco, sin mencionar a los consumidores el daño respiratorio que causan.

En México, la EPOC está cercanamente relacionada con el tabaquismo, ya que aproximadamente de cada 10 casos, ocho son de fumadores, a su vez, esta enfermedad es una de las comorbilidades más importantes al padecer COVID-19, pues aumenta la letalidad del virus. Así vemos cómo el tabaquismo además de ser una enfermedad, una adicción, es un factor de riesgo para múltiples padecimientos crónicos y para la misma COVID-19. “Las recomendaciones que puedo dar para los fumadores es mantener los lugares cerrados libres de humo del cigarrillo, de preferencia dejar de fumar, de lo contrario mantener las medidas de higiene adecuadas y tratar de reducir el consumo. Ahora más que nunca debemos cuidar nuestro aparato respiratorio”, finalizó la especialista.