La salud mental es un estado de bienestar en el que un individuo es consciente de sus capacidades y sus necesidades, y es capaz de hacer frente a los estresores que se presentan en la vida cotidiana, así como tener la capacidad para establecer relaciones significativas; por tanto, es un estado de equilibrio entre la persona y su entorno.

Las emociones son parte del ser humano, es decir, no las puede evitar, sin embargo, se pueden regular para que no rebasen a la persona, pues de hacerlo se genera sufrimiento. “Cuando una emoción se desborda y el individuo no es capaz de controlarla, se dice que se está expresando con un grado de enfermedad, pues hay un deterioro de la salud mental, por lo que en ese punto se requiere de un acompañamiento profesional para superar la situación. De ahí la importancia de cuidar aún más nuestra salud mental en estos tiempos de contingencia”, comentó la doctora Ingrid Vargas Huicochea, coordinadora de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) de la Facultad de Medicina de la UNAM.

“Debemos lograr una inteligencia emocional, la cual nos permite regular lo que estamos sintiendo, esto a partir de reconocer qué estoy sintiendo, qué está pasando para que yo me sienta así, y cómo lo voy a resolver. El perder nuestra rutina, y estar aislados nos hace vulnerables a diferentes emociones, pero no sólo a una persona, sino a todas con las que se está conviviendo en casa, por lo que se debe lograr una empatía y una comunicación efectiva”, mencionó la maestra Olga Robelo Zarza, coordinadora de Trabajo Social Psiquiátrico del DPSM.

La situación que se vive hoy no tiene que ser necesariamente negativa, a pesar de ser inesperada, por lo que se debe resignificar, plantearse diferente y hacer un balance entre la adversidad y las oportunidades que se tienen; por ello, no se debe tener una percepción de que no existe, pues de hacerlo, se generará incertidumbre y frustración, mencionó la doctora Vargas Huicochea.

“Debemos aceptar que el mundo que conocimos no volverá a ser así, pues alimentar falsas expectativas no será funcional, es decir, es necesario flexibilizar nuestros planes con el día a día, además monitorear las emociones, identificarlas y enfocarnos en el presente, así como mantener contacto con amigos y familiares, hacer ejercicio y, por supuesto, tomar espacios para relajarnos, pues todo esto es indispensable para dar fuerza a la salud mental”, aseguró la doctora Vargas Huicochea en la plática transmitida por Facebook Live de la Facultad.

“De todas estas estrategias cada persona debe tomar las que necesite y le funcionen, es decir, hacer un traje a su medida, pues no hay receta para mantenernos bien, entonces debemos conocernos y ver cuáles son las mejores opciones”, señaló la doctora Vargas Huicochea.

Sin embargo, si en un punto ya no podemos autorregular nuestras emociones, existen diferentes líneas de ayuda, en la Universidad y fuera de ella, por ejemplo, en el DPSM (psiquiatria.facmed.unam.mx), la Facultad de Psicología a través del número 5025-0855, o bien en la Unidad de Inteligencia Epidemiológica y Sanitaria al número 800-00-44-800, concluyó la maestra Robelo Zarza.

Diana Karen Puebla