La concurrencia de la pandemia de SARS-CoV-2 con la pandemia de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) ha generado una tormenta perfecta, particularmente en comunidades en pobreza. Aunque la COVID-19, padecimiento causado por el SARS-CoV-2, se presenta con mayor severidad entre personas adultas mayores, lo cierto es que se ha documentado que las personas jóvenes con ECNT enfrentan una mayor severidad en el padecimiento, con mayor riesgo de requerir hospitalización y de fallecer a consecuencia de la misma.

De acuerdo con investigadores de la Universidad de Columbia y de la UNAM, un reto particularmente relevante es la asociación de la severidad de la COVID-19 con la obesidad, condición que se ha documentado relacionada con la pobreza. De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en México y en Estados Unidos alrededor de la tercera parte de las personas de 15 años y más son obesas.

“La respuesta global ha sido tratar a la COVID-19 de forma vertical, en lugar de abordar el reto de forma integral, considerando sus interacciones con ECNT y con la pobreza”, indicó Nina Schwalbe, profesora adjunta en el Departamento de Salud Poblacional y Familiar en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Columbia.

“Un abordaje integral es particularmente urgente dado que la pobreza es ya tanto un factor que está incrementando la mortalidad como una consecuencia de la pademia. En lugar de mantener el abordaje vertical, es necesario ajustar la respuesta a través de evaluar riesgos, prevención focalizada, e involucrar a la comunidad en la respuesta”, señaló la especialista.

Por su parte, el doctor Juan Pablo Gutiérrez, profesor del Centro de Investigación en Políticas, Poblaciones y Salud de la Facultad de Medicina de la UNAM, mencionó que el confinamiento y el distanciamiento social han generado una afectación en los servicios de salud que se está reflejando en un empeoramiento de las condiciones de salud en general. “Particularmente para las personas en situación de pobreza estas medidas han agravado retos que enfrentan cotidianamente en cuanto a la seguridad alimentaria y acceso a servicios en general. En lugar de medidas generales, es necesario focalizar en las personas en riesgo, en particular aquellas con mayor grado de vulnerabilidad social”, consideró.

Abordar la interrelación entre la mortalidad por la COVID-19 y la pandemia de ECNT necesitará un abordaje de salud pública de precisión, para lo cual los autores recomiendan: Usar datos y compartirlos para focalizar intervenciones de reducción de riesgo entre los más susceptibles; moverse de un abordaje vertical a uno que desarrolle sinergias entre los programas para ECNT y los de infecciosas; así como dotar a las personas vulnerables socioeconómicamente con los medios para mitigar los efectos de la respuesta a la pandemia, tal como lo ha hecho, por ejemplo, Pakistán, con transferencias de emergencia a más de 80 millones de personas.

“Ante la situación actual de la pandemia, y la posibilidad de una segunda ola epidémica, aún es tiempo de desarrollar herramientas de precisión en la respuesta, políticas públicas basadas en envidencia para abordar los factores que están agravando la morbilidad y mortalidad, lo que significa enfocar la prevención en personas afectadas por las ECNT, y más aún de entre ellas, aquellas viviendo en pobreza”, concluyó el doctor Gutiérrez en un artículo publicado por ambos investigadores en el British Medical Journal (https://bit.ly/2N18wO8).