Factores socioculturales como las formas de organización y jerarquización, los valores y pautas de comportamiento, así como las tendencias de consumo, han impedido que en México exista la equidad de género.

“Ser mujer y tener alguna discapacidad es doble motivo para ser discriminada”, señaló la licenciada Adriana Soto Andalón, jefa del Departamento de Salud del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), al recordar que, en 1980, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías, con el objetivo de diferenciar el proceso de las enfermedades y sus repercusiones a nivel físico y social.

Las definiciones refieren que la enfermedad abarca cualquier trastorno o accidente; la deficiencia exterioriza sus consecuencias y se manifiesta en los órganos y funciones del cuerpo; la discapacidad puede ser física, psicosocial o sensorial y repercute en la posibilidad para realizar actividades, mientras que la minusvalía afecta el rol social del individuo.

Durante su participación en la conferencia “Las necesidades de salud de las mujeres con discapacidad”, la licenciada Soto Andalón hizo énfasis en el respeto a los derechos sexuales y reproductivos de este sector, los cuales son constantemente quebrantados.
“El INMUJERES lanzará la Cartilla de los Derechos Sexuales y Reproductivos de las Personas con Discapacidad para que éstos se visibilicen, ya que en ocasiones por falta de información y acciones legales, los padres de familia, tutores y personal médico, favorecen la esterilización forzada”, expresó.

El documento a expedirse este año buscará que se respete el derecho de las mujeres con discapacidad para ejercer la maternidad, entre otras cosas.

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014, Nayarit registró los porcentajes más altos de mujeres con discapacidad (8.6 por ciento), mientras que Chiapas obtuvo el índice menor con el 4.2 por ciento.

Por su parte, Juana Soto Santana, directora de Políticas Públicas de Género y no Discriminación de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, habló sobre la necesidad de desarrollar espacios que promuevan la movilidad independiente de las personas con discapacidad, así como de la forma en que la comunicación se convierte en un factor de discriminación.

Las mujeres indígenas son un ejemplo de ello. Las personas con debilidad auditiva también, “pues no las incluyen en los programas de planificación familiar, por lo tanto, no tienen manera de informarse al respecto”, indicó.

Soto Santana señaló también que no existe mobiliario adaptado a las necesidades de las mujeres con alguna discapacidad, como un mastógrafo o para tomar la muestra del papanicolaou, por lo que es necesario construir una cultura de conocimiento y respeto en torno al tema.

“Hay que empezar por reconocer nuestra diferencia, pero debemos estar conscientes de que no estamos exentos de desarrollar una discapacidad”, dijo la funcionaria.

En el Seminario Permanente de Género y Salud, organizado por el Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, la doctora Verónica López Roldán, titular de la División de Unidades de Rehabilitación del Instituto Mexicano del Seguro Social, destacó la necesidad de evaluar las políticas vigentes y definir normas de asistencia específica.

En tanto, la maestra Irene Torices Rodarte, directora General del Grupo Interdisciplinario en Sexualidad Humana y Atención a la Discapacidad AC, concluyó que las personas con discapacidad ejercen su vida sexual sin estar plenamente informadas y que el grupo masculino se ha beneficiado de fármacos para mejorar su desempeño en esta actividad.Factores socioculturales como las formas de organización y jerarquización, los valores y pautas de comportamiento, así como las tendencias de consumo, han impedido que en México exista la equidad de género.

“Ser mujer y tener alguna discapacidad es doble motivo para ser discriminada”, señaló la licenciada Adriana Soto Andalón, jefa del Departamento de Salud del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), al recordar que, en 1980, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías, con el objetivo de diferenciar el proceso de las enfermedades y sus repercusiones a nivel físico y social.

Las definiciones refieren que la enfermedad abarca cualquier trastorno o accidente; la deficiencia exterioriza sus consecuencias y se manifiesta en los órganos y funciones del cuerpo; la discapacidad puede ser física, psicosocial o sensorial y repercute en la posibilidad para realizar actividades, mientras que la minusvalía afecta el rol social del individuo.

Durante su participación en la conferencia “Las necesidades de salud de las mujeres con discapacidad”, la licenciada Soto Andalón hizo énfasis en el respeto a los derechos sexuales y reproductivos de este sector, los cuales son constantemente quebrantados.
“El INMUJERES lanzará la Cartilla de los Derechos Sexuales y Reproductivos de las Personas con Discapacidad para que éstos se visibilicen, ya que en ocasiones por falta de información y acciones legales, los padres de familia, tutores y personal médico, favorecen la esterilización forzada”, expresó.

El documento a expedirse este año buscará que se respete el derecho de las mujeres con discapacidad para ejercer la maternidad, entre otras cosas.

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014, Nayarit registró los porcentajes más altos de mujeres con discapacidad (8.6 por ciento), mientras que Chiapas obtuvo el índice menor con el 4.2 por ciento.

Por su parte, Juana Soto Santana, directora de Políticas Públicas de Género y no Discriminación de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, habló sobre la necesidad de desarrollar espacios que promuevan la movilidad independiente de las personas con discapacidad, así como de la forma en que la comunicación se convierte en un factor de discriminación.

Las mujeres indígenas son un ejemplo de ello. Las personas con debilidad auditiva también, “pues no las incluyen en los programas de planificación familiar, por lo tanto, no tienen manera de informarse al respecto”, indicó.
Soto Santana señaló también que no existe mobiliario adaptado a las necesidades de las mujeres con alguna discapacidad, como un mastógrafo o para tomar la muestra del papanicolaou, por lo que es necesario construir una cultura de conocimiento y respeto en torno al tema.

“Hay que empezar por reconocer nuestra diferencia, pero debemos estar conscientes de que no estamos exentos de desarrollar una discapacidad”, dijo la funcionaria.

En el Seminario Permanente de Género y Salud, organizado por el Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, la doctora Verónica López Roldán, titular de la División de Unidades de Rehabilitación del Instituto Mexicano del Seguro Social, destacó la necesidad de evaluar las políticas vigentes y definir normas de asistencia específica.

En tanto, la maestra Irene Torices Rodarte, directora General del Grupo Interdisciplinario en Sexualidad Humana y Atención a la Discapacidad AC, concluyó que las personas con discapacidad ejercen su vida sexual sin estar plenamente informadas y que el grupo masculino se ha beneficiado de fármacos para mejorar su desempeño en esta actividad.

Valeria Cuatecatl