Lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre.
Jean-Jacques Rousseau.
Su enfermedad no fue límite; pareciera que los ejércitos de virus y bacterias, los dolores y algunas molestias hicieron tregua para dejarlos celebrar una de las fechas más especiales del año: el Día del Niño.
En el Hospital Pediátrico de Coyoacán, cerca de 50 pequeños esperaban ser atendidos por problemas en su dentadura, enfermedades respiratorias o gastrointestinales, hepatitis viral y tosferina; algunos otros, se recuperaban de una cirugía de apéndice u ortopedia.
Sus caritas lucían tristes, abrumadas; reflejaban sus ganas de jugar en vez de estar en consulta o esperar junto a sus madres la visita del doctor en su cama o cuna. Se escuchaban algunos llantos y entre sus brazos, las mujeres trataban de dar alivio a sus hijos.
De pronto, en punto de las 11 horas, un grupo de estudiantes y personal de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM arribó a las habitaciones y pasillos del hospital con la intención de hacer sonreír a los pacientes.
Balones, muñecas, juegos de mesa, libros, figuras de acción, sonajas y mordederas, recaudados durante el DONAtón que organizó la institución educativa, alegraron a los pequeños, quienes también disfrutaron de ver a los doctores, enfermeras y vecinos de la colonia Del Carmen desfilar al ritmo de famosos temas infantiles, como La feria de Cepillín; disfrazados de payaso, unicornio, catarina, superhéroes y villanos, se unieron al festejo de los niños en la sala de espera.
Gracias al trabajo colaborativo, el Hospital Pediátrico de Coyoacán se convirtió en un salón de fiestas por un día, con música, cuenta cuentos, regalos, arreglos de globos, dulces y pastel.
La FM agradece la participación de la comunidad universitaria y el público en general que hizo posible esta primera colecta.
Valeria Cuatecatl