Además de atacar al sistema inmunológico por error, el lupus eritematoso sistémico (LES) suele desarrollar afecciones en la piel y dañar al corazón y al riñón. Aunado a ello, produce dolor e inflamación en las articulaciones y fatiga excesiva, lo que impide que el paciente sea capaz siquiera de destapar un frasco o abordar un autobús.

“Es una enfermedad crónica que afecta principalmente a mujeres en edad reproductiva”, aseguró la doctora Leonor Barile Fabris, coordinadora del Subcomité Académico de Reumatología de la Facultad de Medicina de la UNAM. “Nueve de cada diez pacientes son mujeres. El padecimiento tiene cierta tendencia genética, la cual puede permanecer silente o desencadenarse a partir de enfermedades virales, factores ambientales y hormonales, como la menstruación y el embarazo”, añadió.

El LES puede ser asintomático o provocar cansancio, caída abundante de cabello, dolor articular, úlceras bucales, dificultad para respirar y dolor de cabeza. Una vez disparado, las cargas excesivas de estrés lo aceleran, por lo que tiene mayor prevalencia en áreas urbanas.

“Antes de embarazarse, la mujer debe haber permanecido en remisión, es decir, sin desarrollar los síntomas en un lapso de seis meses a un año. También debe realizarse análisis de laboratorio para certificar su control y acudir con el ginecólogo y el reumatólogo”, señaló la especialista.

Las pacientes con LES presentan embarazos de alto riesgo, debido a que la enfermedad puede reactivarse y provocar abortos espontáneos o que el producto nazca con peso bajo, por lo que es importante realizar ultrasonidos y acudir con el especialista cada tres o cuatro semanas.

Cabe destacar que hay tratamientos autorizados para su uso durante esta etapa. “Existe el mito de que las mujeres con LES no pueden tener hijos; incluso los médicos recomendaban a las pacientes someterse a procedimientos definitivos para el control de la natalidad, sin embargo, si se tienen los cuidados necesarios, es posible lograr embarazos exitosos”.

La doctora Barile Fabris indicó que en México existen cerca de 800 reumatólogos certificados, lo que limita la atención y el pronto diagnóstico de la enfermedad cuya prevalencia a nivel nacional se desconoce, pero que afecta a tres de cada 100 mil personas en el mundo.

Debido a la sintomatología, algunos pacientes suelen acudir con el hematólogo o el ortopedista. “Lo adecuado es visitar al reumatólogo; si no es posible, lo recomendable es atenderse con un médico internista”, enfatizó.

Antimaláricos, antiinflamatorios no esteroides, corticoesteroides, glucocorticoides, tratamientos inmunomoduladores, inmunosupresores y tratamientos biológicos son utilizados para el manejo del LES, de acuerdo con su avance y particularidades de los pacientes.

.Al comentar que “se trata de vivir con la enfermedad y no para ella”, la especialista explicó que los latinoamericanos que la padecen suelen desarrollar problemas renales y en el sistema nervioso central, ya que sus genes son más parecidos a los de asiáticos y afroamericanos, en quienes la enfermedad tiende a agudizarse.

Los caucásicos en cambio, desarrollan lupus cutáneo, con coloración en la nariz y los dedos ante exposición al frío extremo, livedo reticularis -decoloración rojiza y azulada de la piel, ocasionada por un bloqueo en el flujo sanguíneo-, eritema en alas de mariposa y ronchas, que aparecen con mayor frecuencia en partes del cuerpo expuestas al sol, precisó.

Valeria Cuatecatl