Las enfermedades son procesos biológicos, constructos socio-culturales e históricos, y en el campo médico, altamente jerarquizado y sostenido por relaciones de poder, las mujeres están tuteladas bajo la autoridad médica, sin que se les conceda el estatus de ciudadanas, consideró la doctora Luz María Moreno Tetlacuilo, coordinadora del Programa de Estudios de Género y Salud de la Facultad de Medicina, al hablar de las enfermedades crónicas no transmisibles en las mujeres mexicanas.

“Cuando hablamos de género, nos referimos a las expectativas sociales sobre lo que significa ser hombres y mujeres: sus comportamientos, posición social asignada, la división sexual del trabajo y las relaciones de poder. Estas últimas suelen ser asimétricas en donde ellas ocupan una posición de subordinación con respecto a los varones”, explicó la especialista.

En el auditorio “Dr. Fernando Ocaranza”, señaló que las principales causas de muerte en la mujeres mexicanas son las enfermedades del corazón y la diabetes mellitus, sin embargo, no hay campañas dirigidas a ellas para la prevención de estas patologías, en particular para la coronaria, misma que se considera todavía un padecimiento masculino, por esta razón la población femenina no se reconoce en riesgo de adquirirla y frecuentemente el personal médico tampoco lo considera así, motivo por el que muchas mueren prematuramente por dichas causas.

Puntualizó que ellas no atienden de forma oportuna sus problemas de salud por satisfacer primero las necesidades de los demás, porque son dependientes económicas y no disponen de recursos propios; además, muchas no tienen acceso a la seguridad social y algunas tienen condiciones de trabajo desfavorables. Asimismo, la violencia de género constituye un obstáculo importante para la prevención y el acceso a la atención de la salud, como lo demuestran las investigaciones de diversas autoras.

“Las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas y los tumores malignos son causas de mortalidad importantes; también la hipertensión arterial y la obesidad son factores de riesgo significativos para ellas”.

Luz María Moreno Tetlacuilo

Mientras tanto, en el ambiente de hospitales, suele haber discriminación por la misma razón, ya que a las mujeres frecuentemente se les etiqueta de “exageradas”, se les escucha menos y se indaga poco sobre sus malestares, situación que retrasa el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno. Además, no se les informa de manera oportuna, clara y precisa sobre el diagnóstico de su enfermedad ni sobre el tratamiento a seguir.

“Las mujeres con autocuidado débil, o ausente, tienen en común que son víctimas de conflictos emocionales, violencia de género o algún tipo de alcoholismo”, advirtió la especialista.

Para el estudio del proceso salud-enfermedad “desde la perspectiva de género, en Medicina, se requiere tomar en consideración: la posición de la mujer en dicho proceso, indagar si se le ha solicitado tomar decisiones informadas sobre su estado; si se respeta su autonomía, tener presentes las situaciones que propician las inequidades en salud y las relaciones de poder asimétricas en el campo clínico”, indicó la doctora Moreno Tetlacuilo, durante el seminario permanente “La epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles en México”, organizado por el Departamento de Salud Pública.

Eric Ramírez