“En la Medicina Legal, la ciencia médica funge como auxiliar de los impartidores de justicia; a partir de la implementación del nuevo sistema de justicia penal, la figura del médico legista ha cobrado mayor importancia, debido a que se ha convertido en pieza clave del equipo de investigación”, expresó la doctora Minerva Vargas Cabrera, miembro del Subcomité Académico de Medicina Legal de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Al hablar acerca de la rama de la Medicina que favorece la resolución de problemas jurídicos, tanto en la aplicación de leyes, como en su evolución, la especialista comentó que “el alza en la tasa de feminicidios y la legalización del aborto, por ejemplo, han incrementado la importancia de atender a una población mejor informada y con nuevas demandas”.
Además de contar con amplios conocimientos de Medicina y Derecho, el médico legista debe tener un alto nivel ético y moral, desarrollar habilidades de investigación y facilidad de palabra, a fin de conducirse en los tribunales y emitir un diagnóstico basado en la verdad científica.
“La UNAM es la única institución a nivel nacional que ofrece becas para el estudio de la Medicina Legal”, indicó la doctora Vargas Cabrera. Anualmente, en la FM, siete estudiantes son aceptados para cursar la especialidad que está avalada por la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, en la cual, durante tres años, se abordan temas relacionados con: Deontología, Bioética, Fisiopatología, Farmacología, Patología, Toxicología, Traumatología, Genética, Radiología, Hematología, Derecho penal, civil y laboral; además se imparten talleres para facilitar tareas de investigación y documentación.
Agregó que los egresados provenientes del interior de la República ejercen la profesión en sus entidades, mientras que otros suelen ampliar su formación en Balística, Criminalística, Sexología, Traumatología, Criminología y Victimología.
“Médico legal y médico forense son lo mismo; la diferencia radica en que el primero se forma a partir de la escuela americana y el segundo de la europea. Ambos trabajan con expedientes clínicos de personas vivas y muertas, casos de responsabilidad profesional, saben de mecánica de lesiones y pueden favorecer tanto a la víctima como al victimario”, explicó.
Juzgados, centros penitenciarios locales y federales, consultorios del Ministerio Público, el Servicio Médico Forense y las comisiones de derechos humanos, forman parte del campo laboral del médico legista, quien también puede desempeñarse como perito particular.
“Algunas dependencias carecen de material, infraestructura y personal, lo que dificulta nuestra labor”, dijo la especialista al comentar que el trabajo contra reloj es otro factor que debe considerarse. “Los impartidores de justicia manejan tiempos procesales. Generalmente apoyamos a varios jueces a la vez y contamos con 24 horas o menos para generar un dictamen”.
En caso de que el profesionista no efectúe los procedimientos administrativos en el tiempo estipulado por el juzgador, éste puede imponer sanciones administrativas, que van de multas de 30 a 65 días de salario hasta el arresto por 24 o 36 horas; también se le pueden fincar responsabilidades en el caso.
Algunos de los primeros antecedentes médico-legales fueron: el Código de Hammurabi (1750 aC), que entre sus leyes hablaba de las indemnizaciones y el cobro de honorarios, según la posición social de los pacientes; los médicos griegos que comparecieron como testigos ante los tribunales para declarar sobre la gravedad de heridas y causas de muerte; en tanto, para la rinoplastia, los indios utilizaban pedazos de frente de algún condenado por adulterio.
Valeria Cuatecatl