Para prevenir se deben emplear estrategias en el manejo del tiempo y recibir ayuda de profesionales especializados en el tema.
El placer es parte natural y cotidiana en el ser humano; por ejemplo, cuando se realizan actividades gratificantes como jugar videojuegos, juegos de azar o actividades en línea, el cerebro comienza a trabajar y genera ciertas sustancias, entre ellas la dopamina, que se ven involucradas en el sistema de recompensa cerebral, el cual es el encargado de producir satisfacción a las personas.
Sin embargo, cuando estas acciones se realizan de manera repetitiva, el sistema nervioso central comienza a tener cambios, algo parecido a lo que sucede en la dependencia a drogas, creándose entonces “un cerebro adicto”, señaló el psiquiatra Héctor Blanco, adscrito al Hospital Ángeles del Pedregal, durante el 2º Ciclo de preguntas y respuestas Todo lo que siempre quisiste saber y no te atrevías a preguntar, organizado por el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina.
Para considerar a un comportamiento como adictivo, éste debe cumplir ciertas características: tolerancia, es decir, la persona necesita cada vez de más dosis para generar placer; abstinencia manifestada con síntomas depresivos o ansiosos cuando se suprime el estímulo; empleo de la actividad para modificar el estado emocional y/o sobrellevar situaciones de malestar; duración de por lo menos 12 meses, y pérdida del control de la situación.
El doctor Blanco advirtió que “el usar mucho un celular no significa que seas adicto. Se convierte en patológico en el momento en que toda nuestra vida está envuelta en dicha actividad y consecuentemente genera conflictos en la esfera personal, académica y laboral”.
Las compras, el comer y las relaciones sexuales compulsivas fueron temas de interés para los asistentes, sin embargo y a pesar de que se ha observado que también en ellos interviene el sistema de recompensa, todavía faltan estudios para establecer criterios diagnósticos, aclaró el especialista.
Una vez identificada la adicción el tratamiento debe ser multidisciplinario, y consiste en terapias cognitivo-conductuales, estrategias para prevenir la recaída ante el juego patológico, grupos de autoayuda, asistencia a foros, empleo de algunos medicamentos y, por supuesto, apoyo familiar.
Mariluz Morales