Para hablar del Surrealismo se debe iniciar desde el movimiento Dadá, el cual fue antiartístico y antisistema, y surgió en tiempo de guerra, pues fue en 1916, en el Cabaret Voltaire, en el que se encontraban unos jóvenes que habían huido de sus países a Zúrich, para evitar ser reclutados por sus respectivas milicias. El hastío de esta situación encontró en lo absurdo y la negación una manera de expresarse.

Los dadaístas ponían en tela de jucio la base misma de la sociedad y la manera de comportarse, sabían que para modificar la realidad habrían de arrasar desde la raíz y romper con todo lo antes establecido. El Dadá se rebela ante la idea del arte y propone una distinta manera de escribir que se aleja del relato y el argumento elocuente. A través de un humor irreverente, bufonesco, buscan la libertad total basada en ideas anarquistas.

“Muchos de estos jóvenes conforman posteriormente el Surrealismo. Los surrealistas también encontraban a la realidad objetiva, sumamente sospechosa, pero a diferencia del Dadá, propusieron una solución para alcanzar la libertad integral del individuo. Su método, el automatismo; su objetivo, conciliar el mundo real con el de los sueños. Si bien el automatismo funciona mejor con la asociación libre de palabras, André Bretón, fundador del movimiento, mencionó que la pintura y la escultura también podrían ser canales adecuados. Aunque no presten una rápida transcripción como la palabra, permiten causar un shock en el espectador”, explicó la maestra Nuria Galland Camacho, responsable de Servicios Pedagógicos y Contenidos del Palacio de la Escuela de Medicina.

Muchos artistas de la época formaron parte del surrealismo, entre ellos Max Ernst, con una de sus pinturas Europa tras la lluvia, o bien, Joan Miró en su obra El carnaval del arlequín, en la que se pueden observar elementos geométricos que cobran vida, pero que no dan acceso a la realidad verbal, sólo a un mundo fantástico.

“Para hablar de México y el surrealismo, podemos iniciar con el catalán Salvador Dalí, quien después de su visita a este territorio declara que jamás volverá, ya que no puede creer que un país entero sea más surrealista que sus propias pinturas. México fue un destino muy atractivo para los surrealistas, en él se refugiaron varias personalidades como Remedios Varo que en 1940 llegó en compañía de su esposo, el poeta, Benjamín Peret”, explicó la maestra Galland Camacho durante el curso-taller de Historia del Arte transmitido por Facebook Live.

El Surrealismo tiene un principio muy claro, es decir, las ideas anárquicas, la búsqueda de la libertad y es en esto donde coincide Remedios Varo, además de los estudios de Sigmund Freud, quien decía que la mente puede hacer que se navegue por el subconsciente, por tanto, esta pintora sigue estos dos elementos y crea diferentes obras que lo dejan ver, por ejemplo, El alquimista o Ciencia inútil.

“Sus pinturas son altamente imaginativas, pues permiten que el espectador se vincule con los espacios y que éstos lo hagan con las personas, por ejemplo, en su pintura Mimetismo, donde se puede observar cómo el ropero cobra vida y está abriendo un cajón. Asimismo, ella sigue la idea de liberación crítica y total que habita en nuestra mente, que en muchas ocasiones las ilustró como presencias. Es entonces interesante el momento en que se puede combinar el mundo real, con la fantasía”, concluyó la maestra Galland Camacho.

Diana Karen Puebla