Una vez que el confinamiento acabe, será muy importante empezar a aceptar nuestra nueva normalidad, ya que durante este tiempo hemos estado expuestos a un periodo de estrés, ya sea por los datos constantes acerca de la evolución del SARS-CoV-2, las cifras de contagiados y fallecimientos, las falsas noticias, el desempleo, y situaciones en nuestros propios contextos que pudieron variar, consideró la maestra Claudia Erika Ramírez Avila, investigadora en el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) de la Facultad de Medicina de la UNAM.
“Tendremos que practicar la paciencia y la autocompasión, la tolerancia a la frustración al darnos cuenta que nos va a tomar tiempo volver a adaptarnos a esta nueva etapa, y recuperar nuestra eficiencia y autosatisfacción. Recordemos todos aquellos momentos en que tuvimos que enfrentarnos a algún cambio, es posible que haya sido difícil en un primer momento, pero con el tiempo fuimos generando estrategias para enfrentar nuestros miedos y adaptarnos”, destacó la maestra Ramírez Avila.
Asimismo, la especialista consideró que, como universitarios, debemos ser empáticos en todo momento con nuestros compañeros y si podemos, auxiliarlos compartiendo libros y explicándoles temas. En cuanto a los profesores, lo mejor será ser paciente y asimilar que no todos los alumnos tuvieron las mismas posibilidades de aprendizaje ni los mismos recursos en casa.
Si este mismo sentido de solidaridad se puede generalizar a un grupo comunitario al conducirnos con respeto, amabilidad, paciencia y consideración, será más fácil que nuestra sociedad se fortalezca y todos salgamos adelante. Incluso, invitó a estar bien informados a través de canales serios de comunicación y noticias verídicas.
“Es posible que no podamos resolver los problemas de todos, pero podemos acompañarlos en el camino, contribuyendo a que vean otras alternativas, y si se percatan de que requieren la asistencia de un profesional, no juzgarlos y buscar la ayuda que necesitan”, explicó la maestra Ramírez Avila.
Actualmente, la Universidad cuenta con apoyo psicológico y médico psiquiátrico a través del DPSM y de la Facultad de Psicología, por lo que la especialista recomendó no tener miedo en acudir a pedir ayuda y recordar que en estos momentos nuestras funciones cognitivas no están trabajando por completo, debido al estado de exposición a un estrés agudo, y es natural que muchos de nosotros requiramos de un apoyo extra.
También advirtió sobre el riesgo de que las personas hayan desarrollado miedo o ansiedad, lo cual consideró natural, pues se nos ha dicho que la mejor manera de protegernos es mantenernos en casa, y nuestro cerebro así lo ha asimilado, por lo que el salir ahora puede traer el pensamiento que nos estamos poniendo en riesgo, por ello, es recomendable no dejarnos llevar por pensamientos catastróficos.
Volvamos a plantear objetivos
El confinamiento, además de un cambio en nuestras rutinas, también pudo modificar nuestra alimentación, hábitos de sueño, ejercicio, entre otros, situación que nos pone en una vulnerabilidad biológica de experimentar ansiedad, tristeza, estrés agudo, agotamiento físico y emocional.
Considerando todo esto, explicó la maestra Ramírez Avila, nuestras metas tendrán que plantearse de manera realista, es decir, tomando en cuenta el contexto en el que estamos cada uno de nosotros, ya que la realidad de uno puede ser diferente a la del otro, por lo que los objetivos deben ser personales y congruentes con nuestras posibilidades.
Una forma de motivarnos en este momento es recordando experiencias pasadas y la manera en cómo hemos resuelto los problemas que se han presentado, reconociendo nuestra capacidad para afrontar adversidades y adaptarnos para continuar nuestro camino.
Imágenes tomadas de TV UNAM
Eric Ramírez