¿Qué le sucede al ser humano al estar expuesto a la belleza? Aristóteles definía la experiencia estética como “un placer intenso que se deriva de observar y escuchar, un placer tan intenso que puede parecerle al hombre difícil apartarse de él; la experiencia estética se adquiere de la mirada y también del oído, lo que produce la suspensión de la voluntad”, señaló la maestra Nuria Galland, coordinadora de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina.
En cuanto a la suspensión de la voluntad, ésta hace referencia “a entregarse por completo a la acción u objeto que se encuentra frente a nosotros, olvidándonos por un momento del espacio y tiempo”. También existen diferentes tipos de intensidad, resultando en algunas ocasiones excesiva, pero, a diferencia de otros placeres que pueden resultar repugnantes, en ésta nadie encuentra repugnante un exceso, señaló la experta durante el Curso-taller de Historia del Arte “La experiencia estética en la antigüedad clásica”, impartido en Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM.
La experiencia estética es característica del hombre y a pesar de que otras especies tienen sus propios placeres, los cuales derivan del gusto y del olfato, la clave en el humano es que sus placeres derivan de la vista y percepción de la armonía, que era el principio básico que los griegos entendían para considerar algo como bello. Otro punto a tomar en cuenta es que el placer se origina en las mismas sensaciones y no en sus asociaciones, por lo que entregarse a la belleza, su placer y gratificación, es completamente desinteresado.
“Pensemos lo que nos sucede en el cine, cuando vemos estas escenas nos involucramos en la trama y nos conmovemos inmediatamente, de ahí que el arte sobre todo el arte helenístico, empieza a ahondar más en las pasiones, en la psique de los personajes; ya no es sólo la visión idealizada del cuerpo armónico y balanceado, sino podemos observar expresiones y emociones que logran conmovernos y llegar al alma”, expresó la maestra Galland.
Existen también teorías que hablan de mimesis, apate y katharsis, todas ellas fueron dirigidas al teatro, pero se pueden extrapolar al arte, como lo es la pintura y la escultura. En la primera, mimesis, su base fue la observación de que la producción humana no añade nada a la realidad, sino que crea imágenes irreales, cosas ficticias, aquí no basta producir una creación irreal, sino que debe producir la relación de realidad. La teoría apatética afirmaba que el teatro producía una ilusión y puede hacer que el espectador la conciba como realidad. Finalmente, en la katharsis, donde se creía que la música como la poesía provocaban emociones violentas y extrañas, la imaginación y la emoción superaban la razón; dentro de ésta la emoción no es la fuente de placer sino su reacción física, señaló la especialista.
Para los interesados en el tema, la maestra Galland sugirió leer los libros: Historia de seis ideas: arte, belleza, forma, creatividad, mimesis, experiencia estética” de Wladyslaw Tatarkiewicz; Teorías del arte de Platón a Winckelmann de Moshe Barasch, y La invención del arte. Una historia cultural, de Larry Shiner.
Janet Aguilar