Existe un lado mórbido en el arte, impulsor de la ciencia y la Medicina, formado por una dupla de herramientas que permiten visualizar a profundidad. En el arte occidental el bisturí y el pincel formaron una dupla inseparable, misma dupla que formaron la impartición de justicia y el desarrollo de la Anatomía.
Las ejecuciones públicas dieron la oportunidad de reordenar a la sociedad de los actos antisociales y, simbólicamente, restauraban la soberanía de la autoridad que había sido retada por el delincuente. También eran espectáculos bien planeados, realizados en plataformas a manera de escenario y que no terminaban con la ejecución del personaje, sino que al final el cuerpo muerto del delincuente recibía una serie de insultos y, en muchas ocasiones, se le mutilaba o se le desmembraba.
“La impartición de justicia fue cambiando sus formas, al punto de develar la estructura interna del cuerpo, así, los médicos encontraron en los criminales a los sujetos anatómicos perfectos, aquellos que por sus actos se les había negado la posibilidad de la redención y que, en el imaginario popular, el hecho de profanar el cuerpo impedía la salvación; aquella persona que no poseía un cuerpo físico no podía subir al cielo. Así, la era de la Anatomía cambió los juicios y torturas de los criminales, sustituyendo las decapitaciones y desmembramientos por el ahorcamiento, para así poder conservar el cuerpo entero y proceder a su estudio”, destacó la maestra Nuria Galland, coordinadora de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de Medicina.
Durante el Curso-taller de Historia del Arte, transmitido por Facebook Live de la Facultad de Medicina de la UNAM, señaló que, a pesar de que las prácticas anatómicas se empezaron a realizar hacia el año 1286, había grandes restricciones por parte de la iglesia y existía una gran dificultad para la obtención de cadáveres. “De manera clandestina, Leonardo Da Vinci realizó autopsias de las que logró descripciones muy puntuales, sin embargo, poco aportó a la Anatomía de ese entonces, debido a que, a su muerte, los familiares de Francesco Melzi, su protegido y heredero intelectual, decidieron vender la mayoría de sus estudios de manera separada”, apuntó la experta.
Arte y ciencia se juntaron en De humani corporis fabrica de Vesalius, hacia 1543. Este anatomista flamenco de la Universidad de Padua publicó uno de los tratados pedagógicos más avanzados de sus tiempos y se dice que las láminas fueron realizadas posiblemente por Jan Stefan van Calcar, discípulo de Tiziano Vecellio di Gregorio. “Están hechas a raíz de la experiencia directa con las autopsias. Con este ensayo del cuerpo humano, Vesalio derrumbó importantes paradigmas y conocimientos falsos. Vemos que no sólo trató al cuerpo como un objeto inerte, sino que existió una clara búsqueda estética hacia el estilo del Renacimiento”, afirmó la maestra Galland.
Poco a poco la anatomía, además de despertar el interés científico, inició una búsqueda estética por reflejar lo bello, la fealdad y lo desgarrador. “Este ángel anatómico de Jacques Gautier d’Agoty muestra la introducción del negro con colores básicos, dotados de vida y de belleza; existe un momento de confrontación de lo estético, lo atractivo y lo sensual en la muerte misma”, apuntó la especialista.
Finalmente, destacó el trabajo de Mireille Suzanne Francette Porte, conocida como Orlan, una gran revolucionaria del arte que decidió usar de soporte artístico a su cuerpo; a través de cirugías plásticas entendió al quirófano como el lugar más placentero del mundo, un lugar donde no hay miedo y donde hizo de la cirugía estética un momento estético.
“Se hizo transformaciones quirúrgicas a través de obras de arte, pidió a los cirujanos replicar la barbilla de la Diosa Venus de Botticelli, la frente de la Mona Lisa de Da Vinci, la boca de Europa de Boucher, los ojos de Jean- Léon Gérôme (Francia-1824) y la nariz de una escultura de Diana, una antigua diosa romana de la luna, la caza y la castidad. Así, Orlan dio continuidad a la dupla pincel-bisturí, usando este último como el objeto que moldeó su arte”, concluyó la maestra Galland.
Victor Rubio