En el mundo existen entre 175 mil y 250 mil casos nuevos de cáncer infantil , siendo la leucemia la principal causa de cáncer en el paciente pediátrico; la tasa de supervivencia de estos padecimientos es más alta en este grupo de pacientes que en el adulto de manera global y el principal factor determinante es el diagnóstico oportuno. Respecto a la COVID-19, se sabe que afecta a los niños de manera menos frecuente y severa que en los adultos, puede afectar a todos los grupos de edad pediátrica y los casos graves se manifiestan en forma de síndrome de respuesta inflamatoria sistémica.
“El Instituto Nacional de Pediatría (INP), al ser un hospital de referencia nacional, ha generado gran experiencia en el manejo de casos de COVID-19 y cáncer. La cefalea, tos y fiebre, al igual que en adulto, han sido los principales síntomas presentados, sin embargo, en los niños se han registrado otros síntomas generales que comparten muchos cánceres, sobre todo en sus etapas iniciales, como el dolor articular y la fiebre. Como factores agregados, la inmunosupresión es la comorbilidad que tiene mayor impacto en la evolución de los pacientes; pero la obesidad, al tener una alta prevalencia en nuestro país y en la población infantil, representa el principal factor de riesgo en esta población, por ello se requieren establecer nuevas estrategias de abordaje”, recalcó la oncóloga pediatra Rocío del Socorro Cárdenas Cardos.
Por otro lado, la doctora Martha Patricia Márquez Aguirre, jefa de la Unidad de Terapia Intensiva del INP, destacó que en este instituto el 70 por ciento de los niños que ingresaron a la terapia intensiva de COVID-19, por haber cumplido con la definición de caso sospecho o por tener diagnóstico confirmado de infección por SARS-CoV-2, presentó comorbilidad asociada. La comorbilidad más frecuente fue la presencia de cáncer en un 30 por ciento, y del grupo de niños con cáncer, el 60 por ciento correspondió a leucemias.
Durante la charla transmitida por Facebook Live de la Facultad de Medicina, la especialista señaló que un impacto trascendente de la pandemia es que existe temor de los padres para acudir a centros de salud y hospitales por el riesgo de contagio, lo cual puede retrasar el diagnóstico e inicio de tratamiento de diversas patologías, incluido cáncer y COVID-19, con la consecuente morbimortalidad.
“Hemos tenido casos de niños que debutan con cáncer y COVID-19 y al no acudir de manera temprana, los pacientes llegan en estado de gravedad a las salas de urgencia, situación que se ha reportado a nivel mundial durante la pandemia”, apuntó la doctora Márquez Aguirre.
Sobre el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, la especialista destacó que en Italia y Reino Unido se reportaron casos en abril de niños que presentaron afección sistémica grave como estados de choque, miocarditis, meningoencefalitis, síndrome de activación de macrófagos y fenómenos trombóticos. Mencionó que dentro de las manifestaciones clínicas que ayudan a sospechar la presencia de este síndrome en niños que han tenido exposición a SARS-CoV-2 se encuentra conjuntivitis, edema y enrojecimiento en labios, linfadenopatías cervicales, eritema en la piel, alteraciones gastrointestinales, fiebre persistente y de difícil control y alteraciones neurológicas, así como afección de diversos órganos y elevación de reactantes de inflamación.
“La literatura en relación al espectro clínico de COVID-19 grave en pacientes pediátricos es aún escasa, por lo que se requiere el desarrollo de estudios e investigación sobre el comportamiento de la infección por SARS-CoV-2 en niños; es necesario capacitar a los médicos de primer contacto en el diagnóstico temprano de COVID-19 y el cáncer infantil y recalcar a los padres la relevancia de la detección temprana, destacando su impacto en el pronóstico”, concluyó.
Victor Rubio