Noche de Museos

“La educación es desde la cuna hasta la mortaja, los pueblos deben estar educados, no sólo con altivos y sencillos conocimientos, sino también con la sabiduría que da la experiencia del día a día. Las virtudes están en todos los seres que los rodean. El vivir es una virtud que nos da el universo, una presencia, una expresión del más alto valor que podemos heredar de miles y millones de años”.

Con esta reflexión compartida por el actor Eduardo Corona desde un salón de clases ficticio en el año de 1951, comienza la obra virtual Las mujeres que defendieron al sol, producida por la compañía Fénix Novohispano como parte de la Noche de Museos del Palacio de la Escuela de Medicina, donde un grupo de alumnas descubren la historia de sus antepasadas.

El segundo acto comienza con las mismas jóvenes, interpretadas por las actrices Alhelí Ábrego, Norma Duarte y Gerardina Martínez, jugando en un gimnasio; de repente, una de ellas recuerda un pasaje sobre los españoles en tierras mexicanas: “Llegada a Iztapalapa. Descripción del lugar. Recibimiento de los caciques”.

“Llegaríamos a México, si Dios fuese servido y entendería en ello; y otro día por la mañana llegamos a la calzada ancha, íbamos camino de Iztapalapa. Y desde que vimos tantas ciudades y villas pobladas en el agua, y en tierra firme otras grandes poblaciones, y aquella calzada tan derecha por nivel como iba a México, nos quedamos admirados, y decíamos que parecía a las cosas y encantamiento que cuentan en el libro de Amadís, por las grandes torres y edificios que tenían dentro en el agua, y todas de cal y canto; y aun algunos de nuestros soldados decían que si aquello que veían si era entre sueños”.

Posteriormente, las protagonistas están en una biblioteca estudiando, cuando de repente una de ellas dice que ha encontrado un texto donde afirman que las mujeres fueron las últimas en defender Tenochtitlán de los españoles, y gracias a esto la ciudad duró en resguardo por siete días más. Más adelante, una de las compañeras leyó un fragmento de un libro antiguo titulado Prisión de Cuauhtémoc, otros pasajes sobre la conquista y el poema “Canto triste” de Cuacuauhtzin.

Para cerrar la noche, se reflexionó acerca de las secuelas de la educación al decir que “el primer precepto de nuestra Universidad es que fue creada para españoles tanto como para los seres de esta tierra. La igualdad ante el conocimiento, el saber como un solo estandarte es deber de nuestra Universidad. Reconciliar aquel encuentro violento del sitio y destrucción de la Ciudad de México Tenochtitlán es la misión”.

De igual manera, entre cada escena los actores cantaron desde música antigua hasta lo contemporáneo, donde se hacía referencia a la conquista, los españoles, las secuelas y el sentir de la gente con su tierra destruida. La noche terminó con las notas de Bésame, bésame mucho / Como si fuera esta la noche / La última vez / Bésame, bésame mucho. Conoce la historia completa en https://bit.ly/2PJMvbx.

Eric Ramírez