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Aunque no se sabe con exactitud el origen del yoyo, pues se atribuye a China o a Grecia, este juguete ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, incluso en las manos de personajes como John F. Kennedy, pues genera una emoción sin igual el poder dominarlo y distraer al público, en especial a los niños, como sucede en el médico pasante Juan Jesús Fernández Garrido, quien realiza su Servicio Social en Puebla.

Empezó a jugar con el yoyo desde los ochos años cuando su papá le regaló uno de madera para enseñarle a cómo utilizarlo, desde traerlo en la mano hasta los trucos más básicos, pero no fue hasta la secundaria cuando atrajo toda su atención, pues uno de sus mejores amigos llevó un yoyo más profesional, el cual incluía un balero que hacía que girara por más tiempo sin que regresara a la mano del jugador de manera automática, por lo que con él se podían generar más trucos.

Para Juan Jesús el yoyo es un medio de escape de lo rutinario, así como una forma de divertirse y de acompañamiento, especialmente en estos momentos de confinamiento, en el que ha aprovechado para perfeccionar su rutina libre.

El yoyo también le ha ayudado a tener más habilidad motriz para los movimientos que son repetitivos, continuos y que requieren precisión, lo cual es muy conveniente para su aspiración de ser médico cirujano, ya que todo movimiento tiene que ser coordinado y equilibrado.

Su destreza lo llevó en 2013 a concursar en los campeonatos que organiza la Asociación Mexicana de Yo-Yo, en donde ganó el primer lugar en el campeonato de invierno, logrando una categoría avanzada.

Juan Jesús tiene como meta transmitir a la comunidad infantil sus conocimientos de cómo jugar con el yoyo, pues es satisfactorio para él compartir su medio de escape ante las dificultades que generan las enfermedades.

Ana Camila Pérez