Los sesgos de género se refieren al planteamiento erróneo de igualdad o diferencias entre hombres y mujeres (su naturaleza, sus comportamientos o sus razonamientos), los cuales pueden generar una conducta desigual en los servicios sanitarios y en la investigación, y que es discriminatoria para un sexo respecto a otro. En la actualidad los sesgos prevalecen a nivel mundial, no obstante y de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, las mujeres ya representan poco más del 50 por ciento de la matrícula de educación superior; mientras que 30 por ciento son investigadoras de las ciencias químico biológicas, de la salud, la tecnología, las ingenierías y las matemáticas.

“La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible incluidos en la agenda 2030. De acuerdo con un estudio realizado en 14 países, la probabilidad de que una mujer termine una licenciatura es del 18 por ciento, una maestría es del 6 por ciento y un doctorado es del 2 por ciento; mientras que en un hombre es del 37, 18 y 6 por ciento en el mismo orden”, indicó la doctora Teresita Corona Vázquez, Jefa de la División de Estudios de Posgrado (DEP) de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Durante la conferencia “La Mujer en la Ciencia y en la Salud” transmitida por Facebook Live y Youtube, organizada por el Grupo Mujer y Ciencia de la UNAM y la DEP en el marco del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, la doctora Corona Vázquez recalcó que, a pesar de los avances conseguidos por las mujeres en las ciencias duras e ingenierías, se debe considerar el desarrollo de programas y políticas sociales, similares a los europeos y asiáticos, para optimizar el desarrollo femenino en la educación e investigación.

De igual manera, indicó, se deberían tomar en cuenta los tiempos de embarazo de las mujeres durante su formación profesional para que puedan concluir sus estudios, así como respetar y otorgar más tiempo durante el nacimiento de los hijos, y garantizar el pago de niñeras para el cuidado de los infantes o enfermeras en el caso de los adultos mayores.

“Las mujeres en México producen la mayoría de la salud. El 62 por ciento de las personas que trabajan de forma remunerada en la producción de la salud son mujeres, además corresponde a ellas el 76 por ciento de las horas en cuidados a la salud no remuneradas como el cuidado de la familia, a personas de la comunidad, enfermos crónicos o temporales y discapacitados, niños y adultos mayores”, advirtió la doctora Corona Vázquez.

Al señalar que las políticas de cuidado son una pieza clave para la producción de salud y para el desarrollo humano, social y económico, mencionó que se requieren esfuerzos transversales que abarquen tanto al sector público como el privado para empujar políticas transformativas en materia de género y salud con un enfoque de equidad y en la cobertura universal.

“En la medida en que no problematicemos que ‘lo femenino’ existe en tanto constructo normativo para respaldar los privilegios del varón cis heterosexual, no podremos hacer estallar las categorías que le dan existencia y, en consecuencia, la producción de conocimiento continuará regida por nuestro sistema sexo/género y sus prescripciones asociadas”, concluyó la doctora Corona Vázquez.

Eric Ramírez