Rocío Ruezga Luna, estudiante de la Licenciatura en Ciencia de la Nutrición Humana de la Facultad de Medicina de la UNAM, descubrió su pasión por la danza cuando en una visita a una plaza pública ubicada cerca del Estado de México se encontró por casualidad a un grupo de personas que estaban ensayando; el movimiento de la falda, la precisión de los bailarines y la alegría que emanaban las bailarinas, hizo que Rocío se enamorara de esta tradición mexicana, decidiendo desde ese momento que quería practicarla, y es por eso que a partir de los cinco años de edad comenzó a bailar danza folklórica mexicana.
“Mi comienzo en la danza fue en la Casa de Cultura de Ecatepec, ya que ahí había un grupo de danza folklórica infantil, aunque al principio para poder entrar la edad mínima era de seis años; la instructora al ver mi entusiasmo por querer estar en el grupo, me hizo varias pruebas para ver la atención que tenía para seguir indicaciones y, al terminar de hacerlas, me dio la autorización para poder integrarme al grupo infantil”, destacó.
Sus tiempos de ensayo dependen de las presentaciones o eventos que tiene programados, ya que cuando se acerca la fecha de la presentación, su práctica, que normalmente es de dos días a la semana, aumenta a tres; pero para ella aprenderse los pasos no es nada complicado, ya que “gracias a un arduo entrenamiento puedes aprenderlos, sin embargo, la dificultad de las coreografías está en la coordinación que tengas con tus compañeras y compañeros, por ejemplo, en el festejo de la Guelaguetza, los bailables lucen más si todos los miembros del grupo están coordinados, y más en bailes como Pinotepa o La Flor de Piña, que se nota bastante si tu compañero se tardó aunque sea un poco más que tú”, comentó.
Para Rocío, el bailar es una manera de sentirse cómoda consigo misma y libre, pues “cuando empieza a sonar la música no hay nada que limite mis movimientos, simplemente dejo que mi cuerpo hable por sí solo, al bailar siento una mezcla de libertad y felicidad, de alguna manera es una forma de sentirme tranquila”.
Finalmente, manifestó que al terminar su carrera desea enfocarse a la investigación, ya que, al ser una licenciatura joven, no hay muchos profesionales en este campo, sin embargo, también quisiera poder dedicarse a la práctica clínica o incluso a la docencia, y así poder difundir más su carrera.
Vicky Enrimar