Desde temprana edad, la gimnasia rítmica se convirtió en la pasión inquebrantable de Aline Chiu Díaz, médica pasante de la Facultad de Medicina de la UNAM, cuyos saltos y giros eran manifestaciones palpables de su amor y dedicación al deporte.

La obtención de primeros lugares en campeonatos nacionales se erigió como la recompensa merecida tras años de arduo entrenamiento y sacrificio; sin embargo, cuando llegó el momento de elegir su carrera universitaria, enfrentó la decisión de pausar sus participaciones en competencias para perseguir su sueño de convertirse en médica.

“Los primeros meses de la carrera fueron intensos: me sumergí por completo en el estudio, dejando atrás mi vida como gimnasta. Pero mi corazón siempre anhelaba regresar al tapiz; fue entonces cuando encontré un equilibrio y comencé a dar clases de gimnasia a niños desde los dos años y medio hasta adultos. Ver la alegría en los rostros de mis alumnos y compartir mi conocimiento me dio un nuevo propósito”, mencionó Aline.

Pero la vida aún guardaba más sorpresas. Durante sus años como estudiante de Medicina, su equipo se convirtió en el grupo representativo de gimnasia estética de la Ciudad de México bajo su guía, alcanzando el segundo lugar nacional en 2023. Este logro reavivó su pasión por la competencia y demostró que, aunque no estaba en el escenario nacional, seguía influenciando y guiando a otros hacia el éxito en el deporte.

Además, dio un paso audaz al abrir una academia de danza, donde comparte su amor por el movimiento y la expresión artística con una nueva generación de estudiantes.

Actualmente, Aline realiza su Servicio Social en la Facultad de Filosofía. Su historia es un testimonio claro de que es posible perseguir una carrera exigente como la Medicina, liderar en el mundo de la gimnasia y emprender nuevos caminos en el arte: “La pasión, la dedicación y el equilibrio pueden llevarnos a alcanzar nuestros sueños más allá de lo que imaginamos. Y aunque mi camino ha sido desafiante, cada paso ha valido la pena para convertirme en la persona que soy hoy”.

Por Karen Hernández