María Montserrat Domínguez Pomar, José Alejandro Lara Ayala, Karla López Cajero, Ximena Martínez Chávez y Hans Páez Baca, pasantes de la Licenciatura en Fisioterapia (LF) de la Facultad de Medicina de la UNAM, realizan su Servicio Social brindando atención fisioterapéutica en el Centro de Asistencia e Integración Social (CAIS) Atlampa de la Ciudad de México por parte de “Brigadas Tequio-UNAM”.

“La población que atendemos diariamente son personas mayores de 18 años en situación de calle que han permanecido en silla de ruedas por mucho tiempo”, explicaron las y los pasantes, añadiendo que dentro del CAIS, aparte de fisioterapia, cada usuario recibe atención psicológica y odontológica, cuidados de enfermería, lugares para dormir y alimentos.

A través de las evaluaciones, diagnósticos y tratamientos que han efectuado durante este tiempo “la mayoría de pacientes han logrado mejorar sus capacidades físicas y esto ha repercutido de igual forma en sus emociones y percepción de sí mismos”, refirieron.

Además de las intervenciones fisioterapéuticas, las y los pasantes de la LF también colaboran con otras áreas del albergue en distintas actividades como el comedor, terapia ambiental y traslados: “Cada miércoles apoyamos con llevar a diferentes pacientes a un mercado cercano para que vendan dulces y poco a poco se sientan más independientes en sus actividades de la vida diaria”, comentaron.

“Las terapias que ofrecemos son completamente individualizadas con base en las necesidades que identificamos en cada persona, sin embargo, hemos implementado terapias grupales con dinámicas de juego e interacción social para hacer su experiencia más divertida y placentera”, expusieron.

Uno de los principales retos que han enfrentado durante su estancia en el CAIS ha sido la falta de recursos y materiales necesarios para mejorar la calidad de atención; no obstante, mencionaron que han logrado superar estas dificultades gracias a su creatividad para atender a la comunidad mediante alternativas construidas con los elementos disponibles.

“En ocasiones el ejercicio terapéutico no es suficiente para el tratamiento y algunos pacientes requieren de auxiliares para la marcha cuando dejan la silla de ruedas, por lo que hemos adaptado palos de escoba para crear bastones y calentamos toallas húmedas en un microondas cuando necesitan de la aplicación de agentes físicos para tratar lesiones”, explicaron.

A su vez, recalcaron que han podido afinar su capacidad de identificar y valorar adecuadamente a cada persona: “Nosotros tenemos más de 50 patologías diferentes y hemos puesto en práctica todos nuestros conocimientos a través de pruebas clínicas específicas para crear un tratamiento especializado a cada usuario del CAIS”.

Para Karla López ha sido un desafío muy grande y a la vez gratificante: “Mi percepción sobre esta población vulnerable ha cambiado, y gracias al amplio campo de acción que tiene la Fisioterapia, hemos logrado mejorar su calidad de vida”, puntualizó. Además, expresó que durante su pasantía en esta sede ha podido aplicar tratamientos y técnicas que antes no había utilizado, pues “hay situaciones que solamente había visto en clases, sin embargo, es ahora en la práctica que he aprendido más y he fortalecido mis conocimientos y creatividad para adecuar el tratamiento con base en los recursos que tenemos”.

Por su parte, Montserrat Domínguez recalcó que en un principio le costó trabajo adaptarse, y argumentó que una de las principales habilidades que ha desarrollado durante este tiempo, ha sido el poder de convencimiento, “las personas que atendemos por lo general no están familiarizadas con la atención a la salud y mucho menos con nuestra labor como fisioterapeutas y he mejorado mucho la manera en que me comunico para que puedan entenderme y recibir su tratamiento con más entusiasmo”. Asimismo, compartió que en un futuro espera colaborar en brigadas o campañas para personas en situación de calle.

“Profesionalmente he mejorado diversos aspectos en mi proceso de brindar atención, desde el interrogatorio y la valoración, hasta mi manera de explicar procedimientos o padecimientos”, afirmó Ximena Martínez.

Añadió que personalmente esta experiencia la ha impulsado a mejorar la calidad de los servicios que ofrece y, a la vez, esto le ha ayudado a incrementar su paciencia, tolerancia y empatía. “A pesar de las dificultades que se llegan a presentar, recomiendo ampliamente esta sede para futuros pasantes, pues es una gran oportunidad de enriquecimiento profesional y personal”, aseguró.

Para Hans Páez representa una muy grata experiencia de trabajo en equipo, “nos hemos convertido en una familia, nos apoyamos entre todas y todos, nos brindamos retroalimentación sobre nuestro actuar frente a pacientes”, refirió contento. De igual manera, explicó que al tratar con una población compleja, como equipo han implementado estrategias de descarga emocional para todas y todos los pasantes. “Aunque se viven momentos complicados durante el tratamiento, la satisfacción de ver cómo dejan atrás la silla de ruedas en la que estuvieron más de 10 años no tiene precio”, enfatizó.

Fotografías cortesía de pasantes en Fisioterapia, FM, UNAM

En su oportunidad, José Alejandro Lara consideró que “apoyar este sector de la población ha sido muy grato, te llena de satisfacción poder darles un tratamiento digno y humanizado. Esta experiencia me hizo ser más empático con las necesidades de la gente”. Asimismo, indicó que ha aprendido a ser más creativo y a trabajar con lo que se tiene a la mano, pues al ser albergues que carecen de insumos y medicamentos, todo el personal trabaja con lo poco que se llega a conseguir, por lo que también a los fisioterapeutas “nos toca hacer lo mismo, desde hacer compresas con toallas de baño hasta la fabricación de barras y mancuernas con palos. Personalmente tengo más confianza al tener contacto con un paciente y el ojo clínico para la ‘valoración’ se me facilitó mucho”.

Finalmente, José Alejandro resaltó la importancia del trabajo interprofesional, pues ello ha permitido que el tratamiento que se da a los pacientes sea el más adecuado y la rehabilitación más rápida.

Por L. Ixchel Díaz