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En una esquina del cuadrilátero se encontraba la lluvia, un rival invisible que acechaba desde las alturas mientras el frío se filtraba en los huesos; en la otra, la expectativa y pasión de las y los asistentes a la Noche de Museos del pasado 28 de agosto, quienes compartían el gusto por un deporte que forma parte de nuestra identidad mexicana: Las luchas. Aunque las gotas y el viento ejecutaron sus mejores acrobacias, la emoción y el espíritu místico lograron la victoria en este encuentro.
Tras recorrer algunas salas del Museo de la Medicina Mexicana y las Cárceles de la Perpetua del Palacio de la Escuela de Medicina, la oscuridad se apoderó del ambiente y guiados de forma divertida por las y los voluntarios, se concentraron en la Plaza 23 de Mayo (ubicada frente al Palacio) y salieron por el Portón de los Inquisidores para disfrutar del espectáculo de lucha libre coordinado por la doctora Mónica Espinosa, responsable del área de Promoción y Difusión Cultural del Palacio.
Con paraguas de diferentes colores en mano e impermeables, sin desistir frente a las inclemencias del clima, el público esperó la subida al ring de las y los luchadores con la adrenalina y entusiasmo que provocaron sus máscaras coloridas sumadas a la teatralidad de sus habilidades, coraje y talento. Los gritos y coros, así como las caídas que retumbaban en la lona, marcaron el ritmo de los combates entre Princesa Azul y Cometa Maya contra Guerrera Isis y Vimpel; Arceus contra Troyano; Sexy Boy y Zeldris contra Mr. Tauro y Electroser; así como Team Vimple contra Team Isis.
Esta actividad permitió la unión de una tradición representativa de nuestro país y un monumento con una gran riqueza histórica, en la que los visitantes pudieron aprender más sobre el fascinante mundo de la Medicina y adquirir conciencia sobre la importancia del deporte para mantener una buena salud, mientras se emocionaban por apoyar a su luchador favorito.
Isabel García