“Los huesos son estructuras de consistencia rígida que brindan sostén y protección a órganos vitales, permiten el movimiento con la ayuda de los músculos, almacenan y liberan minerales como el calcio y albergan a la médula ósea que produce distintos tipos de células sanguíneas, sin embargo, también pueden enfermarse y para repararlos necesitamos conocer su estructura y funcionamiento”, aseguró la doctora Katia Jarquín Yáñez, adscrita al Laboratorio de Inmunoterapia e Ingeniería de Tejidos del Departamento de Biología Celular y Tisular de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Durante la 7ª sesión del segundo ciclo de Conferencias sobre Ciencias Básicas, organizada por la Coordinación de Comunicación Social el pasado 27 de agosto, la doctora Jarquín Yáñez presentó el tema “Reparación del tejido óseo, conoce nuevas alternativas”, una conferencia donde se abordaron temas como la diferenciación de células en este tejido y el proceso de mineralización y regeneración ósea, para ofrecer una alternativa a las necesidades de las personas con defectos óseos, con una gran aplicación al campo de la Odontología.

A través de Facebook Live, la doctora Jarquín Yáñez explicó que los huesos se encuentran conformados por tejido óseo, es decir, células vivas que producen una matriz, y este tejido posee características muy especiales, pues el 35 por ciento de su organización (matriz orgánica) está compuesta por fibras de colágena y varias proteínas propias del hueso y el otro 65 por ciento (matriz inorgánica), por cristales de hidroxiapatita que le otorgan esa dureza y resistencia a su estructura.

“Cuando el hueso sufre procesos inflamatorios, fracturas, infecciones como la enfermedad periodontal o enfermedades como la osteoporosis, se va perdiendo cierta parte de su composición, y una herramienta de apoyo son los biomateriales, que son materiales empleados para evaluar, curar, corregir o reemplazar cualquier tejido, órgano o función del cuerpo humano, y en el caso del hueso deben tener ciertas características, como la capacidad de formar un armazón para brindar soporte a las células, donde puedan crecer y producir su matriz”.

La doctora Jarquín Yáñez comentó que uno de los modelos empleados en el laboratorio fue el β-fosfato tricálcico (β-TCP), que a pesar de ser biocompatible con las células, se desintegraba a los pocos días de ponerlo en un medio de cultivo, por lo que se optó por un andamio de fibras colágena que simulaba la parte orgánica del hueso. Otro de los biomateriales utilizados son los andamios de fibrina, donde se observó que las células produjeron matriz que se empezó a mineralizar a los 21 días de cultivo.

“Así como existen biomateriales adecuados para un correcto desarrollo del tejido óseo, también existen aquellos que por más que nosotros queramos utilizarlos, las células no se sienten a gusto para crecer en ellos, y al ponerlos en el organismo tratando de llenar esos defectos óseos, podemos causar una respuesta inmunológica”.

Otro de los andamios utilizados son los de Gelatina/Ácido Hialurónico con Microesferas de Quitosán, que permiten a las células crecer y aguantar durante más tiempo en el material, además de permitirles una liberación controlada y correcta diferenciación por medio de factores de crecimiento. También se han utilizado a las células troncales de cordón umbilical para diferenciarlas hacia hueso, utilizando como ventaja su gran capacidad de producción de factores de crecimiento.

Finalmente, la doctora Jarquín Yáñez concluyó que la evaluación de la diferenciación de las células troncales a osteoblastos, el proceso de mineralización in vitro y la regeneración ósea in vivo tienen grandes aplicaciones en la práctica clínica, entre ellas, la elevación de senos maxilares, colocación de implantes dentales o prótesis dentales donde se necesita hueso, también es útil en la enfermedad periodontal o para el relleno de defectos óseos, por lo que se están desarrollando nuevos materiales que prometen grandes áreas de oportunidad.

Por Tomás Ortega