HISTORIAS DE ÉXITO #MUJERESFACMED
Mi nombre es Andrea Díaz Villaseñor, actualmente soy Investigadora Titular “A“ del Instituto de Investigaciones Biomédicas y pertenezco al Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores del CONAHCYT como nivel 2. Siempre he sido una persona curiosa, que cuestiona e indaga hasta encontrar una respuesta, y es por ello que decidí estudiar una carrera del área de Ciencias Biológicas, sin embargo, ninguna de las más conocidas satisfacía mis necesidades e intereses. Así fue como descubrí la Licenciatura en Investigación Biomédica Básica.
Lo que me cautivó desde un inicio y que perduró a lo largo de la carrera, es tener la posibilidad de acceder a laboratorios y proyectos de investigación de la UNAM desde edades tan tempranas, lo cual es un privilegio único en el país y en muchos lugares del mundo.
Desde hace años me dedico a desarrollar investigaciones sobre enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes. Parte de estas investigaciones las he hecho en colaboración con otros investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas y del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, así como del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, e incluso con el Instituto Nacional de Medicina Genómica.
Mis líneas de investigación se relacionan con la etiología de estas enfermedades crónicas y, por ende, con su prevención, mismas que afectan a millones de personas en nuestro país. Esto se convierte en un motivante porque la población necesita que la Medicina mejore, y nuestro trabajo puede contribuir al divulgar la información que descubrimos.
Uno de los contaminantes que más he estudiado es el arsénico, el cual se encuentra contaminando grandes cantidades de agua en México. Esto es un factor de riesgo muy importante para desarrollar diabetes y síndrome metabólico. Mi más grande aspiración incluye que los resultados de lo que estamos investigando en el laboratorio impacten en la sociedad. Mi meta es contribuir con conocimiento que brinde evidencias de lo trascendente que es tener acceso a agua limpia para evitar las principales enfermedades que afectan a los mexicanos, y que esto se convierta en un tema fundamental en la agenda del gobierno del país.
Convertirme en jefa de grupo de un laboratorio dedicado al metabolismo del tejido adiposo ha sido mi mayor desafío, por los retos académicos y administrativos que trajo consigo, mismos que siempre continúan. No obstante, mi idea de que el aprendizaje y el crecimiento son continuos, me hizo seguir adelante y prepararme cada vez más.
Me es clara la idea de que jamás se dejan de contestar preguntas. En mi mente, desde hace muchos años la interrogante que siempre ronda es ¿por qué existe tanta obesidad hoy en dia? Realmente es una pregunta muy compleja de responder porque involucra muchos factores, además de que resulta indispensable analizar las acciones que debemos de tomar integralmente para detener esta epidemia. Estos retos son el motor que me mantienen trabajando arduamente.
Otra de mis motivaciones son mis hijos. Me inspiran cuando me preguntan por mis investigaciones y se esfuerzan por entender, a pesar de su corta edad. En diversas ocasiones cuando eran más pequeños, tuve la oportunidad de dar pláticas en la escuela a la que asistían, y sus compañeros hacían preguntas tan interesantes que terminaba sorprendida. En una ocasión aislamos ADN del plátano, y los papás me comentaron cómo sus hijas e hijos habían quedado entusiasmados. Eso es realmente esperanzador.
En materia de género hemos realizado progresos importantes, ya que cada vez observo a más mujeres dedicándose a la ciencia. En la actualidad, en el Instituto de Investigaciones Biomédicas más del 50 por ciento de los académicos somos mujeres. Al haber sido estudiante de dicho instituto me tocó una transición muy importante, donde investigadoras comenzaron a tener cargos administrativos altos como la Dirección del Instituto.
Desde niña tuve de ejemplo a mi abuela. Ella nació a principios del siglo XX, y fue de las primeras generaciones que tuvo la oportunidad de asistir a la preparatoria en México y, posteriormente, cursar una carrera profesional. Adicionalmente, desde pequeña en la escuela a la que asistí nunca hubo una distinción por género, entonces crecí pensando que eso era lo común y lo normal, como debería de ser.
El género no define a las personas, ni sus capacidades, ni su éxito. Aunque reconozco que hay mucho que hacer por la igualdad de género, en mi historia en particular afortunadamente nunca ha representado una barrera.
Mi mayor recomendación para quienes comienzan a estudiar esta Licenciatura, es que aprovechen todas las oportunidades posibles de convivir con investigadores y con la comunidad científica. El avance tecnológico permite que sea factible asistir a congresos, clases o acceder a información a distancia. No obstante, estas herramientas digitales no sustituyen lo que uno aprende a través del contacto real. La investigación es un oficio en donde el mayor aprendizaje ocurre al estar presentes, observando, analizando, intercambiando ideas e interactuando. Es una carrera que necesita de alumnas y alumnos proactivos, que propongan y ejecuten ideas y que no tengan miedo de intentarlo.