“Desde la época romana depositaban el vino en recipientes hechos con plomo, ya que además de prolongar su vida, le otorgaba mayor dulzura, algo bastante aceptado sin conocer los riesgos que conllevaba; a partir de 1920, se utilizó como aditivo en las gasolinas, pues hacía más eficientes los motores, lo que generó un aumento de sus concentraciones en el aire, suelo y agua, y no fue hasta 1975, que se alertó de sus posibles daños, sobre todo en los niños, tomando así consciencia del problema”, aseguró la doctora Adriana E. González Villalva, académica del Departamento de Biología Celular y Tisular de la Facultad de Medicina de la UNAM.a

En la 16va sesión del segundo ciclo de Conferencias sobre Ciencias Básicas, organizada por la Coordinación de Comunicación Social, se revisó el tema “Intoxicación por plomo ¿Aún es un problema?”, en el marco de la semana del 20 al 26 de octubre que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dedicó para aumentar la consciencia y educación sobre la prevención del envenenamiento por plomo y así reducir la exposición infantil a este metal, pues en nuestros días todavía representa un problema para la salud.

Así, durante la sesión transmitida por YouTubeFacebook, la doctora González Villalva mencionó que el plomo es un metal presente en la corteza terrestre de forma natural. Desde la prehistoria se ha utilizado para el beneficio humano, los romanos lo usaron para hacer tuberías, durante la revolución industrial se convirtió en un elemento fundamental y más recientemente se emplea en la fabricación de cosméticos, pinturas, utensilios, amuletos, monedas, tuberías y armas.

 “Si bien el plomo se ha eliminado de las gasolinas, sigue siendo un problema porque tiene otras fuentes de contaminación, entre ellos la minería, la fabricación de materiales, los polvos derivados de pinturas o cerámicas como el barro vidriado, y en los residuos de baterías y municiones; hablando sobre su papel en las pinturas, entre más antigua sea una casa, es más probable que contenga pintura a base de plomo, principalmente las construidas antes de 1960; en los últimos años, la OMS también está abogando para que se eliminen de este material.

Por otro lado, la doctora González Villalva explicó que, entre los mecanismos por los cuales ingresa al organismo, se encuentran la inhalación a través de gases o polvos, siendo una forma en la que más plomo se absorbe, pues llega a los pulmones y después a la sangre, distribuyéndose a muchos órganos.  También se encuentra la vía oral a través de la ingesta de alimentos contaminados, sobre todo en niños menores de 6 años y, la menos común, por la piel. Si bien el plomo se elimina por la orina y por las heces, representa un problema, ya que debido a su similitud con el calcio se adhiere a los huesos y tarda hasta 40 años en expulsarse del cuerpo.

“Causa bastantes daños a la salud, cuando hay una intoxicación severa por plomo, genera una encefalopatía, es decir daño a nivel del cerebro con afectaciones a la conducta, provocando agresividad, ira e irritabilidad. Además, existen numerosos signos y síntomas, sin embargo, la mayoría son inespecíficos, por ejemplo, cansancio, debilidad, malestar gastrointestinal, cólicos, vómito, entre otros, algunos más particulares son la aparición de un borde oscuro en las encías, puntos oscuros en la retina, y parálisis del pie o de la mano, que se denomina mano péndula y en casos graves puede haber convulsiones o la muerte”.

También comentó que algunos de los efectos tóxicos del plomo son la aparición de anemia, alteraciones en el sistema nervioso, como dificultad para la concentración y la memoria, alteraciones de la conducta y bajo rendimiento académico, pues en los niños se relaciona con un menor coeficiente intelectual; asimismo, se asocia con hipertensión, enfermedades cardiovasculares, alteraciones en hígado o riñón, diferentes tipos de cáncer, y es causa de abortos recurrentes o infertilidad, por lo que afecta a hombres y mujeres.

La doctora González Villalva aclaró que no hay niveles seguros de plomo, pues aún existe una gran interrogante sobre los efectos en concentraciones bajas en sangre. En los niños se absorbe, en su mayoría, por vía digestiva y con menores concentraciones, los efectos a nivel de sistema nervioso y sangre son peores: “Debido a que no tiene algún efecto positivo en el organismo, no hay niveles seguros de plomo en sangre”.

Finalmente, mencionó que sí hay tratamiento para la intoxicación por plomo, que consiste en atrapar y eliminar el metal a través de medicamentos quelantes y, una forma de prevenir la intoxicación, es evitando el uso de barro vidriado y cerámica que lo contengan, usar pinturas libres de plomo, lavar las manos con frecuencia, sobre todo en niños, reemplazar las tuberías y evitar el uso de baterías si aún son de este material, verificar e identificar los juguetes, dulces o alimentos con alto contenido del elemento y, si se sospecha de exposición, medir los niveles de plomo en sangre es una buena recomendación.

Tomás Ortega