
Lizbeth López Rosas, estudiante de 4to año de la Licenciatura de Médico Cirujano
Participar en una cirugía en el Hospital General de Zona 2-A “Troncoso” ha sido una de las experiencias más gratificantes y enriquecedoras en mi carrera como estudiante de Medicina. Actualmente, cursando el noveno semestre, me encuentro inmersa en la materia de Cirugía, lo cual me ha permitido tener un contacto más cercano con la práctica médica y experimentar de manera directa lo que implica estar en un quirófano. La oportunidad de asistir a una cirugía de hernia umbilical me brindó la posibilidad de aplicar los conocimientos teóricos que hemos adquirido en clase, pero con la emocionante diferencia de vivirlos en tiempo real. Además que esta experiencia fue clave para expandir mi visión sobre el manejo de los pacientes quirúrgicos.
La cirugía en cuestión fue una plastia umbilical realizada a una paciente femenina de 61 años de edad, quien inicialmente no se presentó al hospital por el problema de la hernia. Ella acudió a urgencias debido a un intenso dolor en el hemitórax izquierdo, que describía como ardoroso y quemante, y que se irradiaba hacia el epigastrio. El dolor, de intensidad 10/10 según la escala EVA, había comenzado varios días antes, y fue seguido de una erupción vesiculosa, hallazgos que resultaron congruentes con un diagnóstico de recrudescencia de Herpes Zoster. Lo interesante de este caso fue observar cómo la paciente percibía este cuadro como su principal problema de salud, cuando en realidad, su exploración física y los estudios de imagen revelaron un defecto en la pared umbilical de 23 mm, por el cual pasaba contenido intestinal hacia un plano superficial.
Este hallazgo llevó a la decisión de programar la cirugía, la cual tuvo lugar el 30 de septiembre de 2024, bajo el consentimiento informado de la paciente. El plan quirúrgico consistía en una plastia umbilical, con los riesgos inherentes a este tipo de procedimiento: sangrado, infección en el sitio quirúrgico, dolor postoperatorio, recidiva y complicaciones mayores. La cirugía fue realizada por el doctor Carlos Germán Puello Cruz, con el residente de primer año, Arias, como primer ayudante. Durante la intervención, se encontraron hallazgos notables: un defecto herniario umbilical de 10 cm, un saco herniario de 10x10x9 cm y contenido epiploico, con un mínimo sangrado de 10 cc.
El ser conocedora del caso clínico completo de la paciente me hizo apreciar aún más lo que implica una cirugía desde su inicio hasta su conclusión. Los pacientes no sólo deben ser atendidos de manera eficiente en urgencias, sino que también es fundamental realizar evaluaciones preoperatorias minuciosas para asegurar su aptitud para el procedimiento quirúrgico. Y no menos importante, el manejo posoperatorio es una fase crucial para su recuperación y para prevenir posibles complicaciones. Esta visión global del proceso quirúrgico cambió completamente mi perspectiva, ya que ahora comprendo que una cirugía no es sólo el acto de operar, sino una secuencia bien orquestada de evaluaciones y cuidados que empieza desde el primer contacto con el paciente.
También al finalizar la cirugía, tuve la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de las hernias umbilicales y cómo, aunque a veces pueden parecer problemas menores, deben ser atendidas con seriedad para evitar complicaciones. Además, fue emocionante ver cómo los conocimientos que hemos adquirido en clase cobraban vida en la práctica. Estoy convencido de que estas experiencias prácticas son fundamentales para nuestro desarrollo como médicos.
Estoy profundamente agradecido por lo vivido durante esta cirugía y por la oportunidad de seguir aprendiendo de un equipo tan profesional y comprometido. Sin duda, esta experiencia no sólo me ha permitido reforzar mis conocimientos, sino que también ha sido un recordatorio de la responsabilidad que conlleva nuestra futura profesión y del valor de la dedicación y el trabajo en equipo.
Mi profundo agradecimiento se lo debo al doctor César Reyes Elizondo, quien ha demostrado no sólo ser un excelente cirujano, sino también un maestro paciente y dedicado, siempre dispuesto a compartir su vasta experiencia con nosotros. No sólo yo, sino también mis compañeros, hemos tenido el privilegio de recibir su enseñanza, siempre acompañada de una gran disposición para resolver nuestras dudas y permitirnos formar parte del equipo quirúrgico. También quiero expresar mi gratitud a todos los doctores, residentes e internos del servicio de cirugía, quienes, con la misma disposición, nos han acogido en las diversas rotaciones, siempre explicando detalladamente cada procedimiento y permitiéndonos participar activamente.