La Hipertensión Arterial Sistémica (HAS) es una enfermedad crónica caracterizada por el aumento sostenido de la presión arterial con valores iguales o superiores a 140/90 mmHg. Esta patología se clasifica en primaria cuando no se identifica una causa específica, y secundaria cuando está asociada a enfermedades renales o endocrinas.
De acuerdo con la doctora Julieta Anabell Díaz Juárez, académica del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina, la HAS es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y enfermedad renal crónica. En México, la prevalencia de hipertensión se incrementa significativamente con la edad, afectando hasta el 78% de la población mayor de 75 años.
Diagnóstico y factores de riesgo
En el marco del Día Mundial de la Hipertensión (17 de mayo), la doctora Díaz Juárez mencionó que el diagnóstico de la hipertensión arterial requiere la medición repetida de la presión arterial en diferentes días. El monitoreo ambulatorio de la presión arterial (MAPA) es el estándar de oro para confirmar el diagnóstico, estableciendo un umbral de 130/80 mmHg en 24 horas.
Entre los factores de riesgo para el desarrollo de HAS se destacan los hábitos alimenticios inadecuados, el sedentarismo y el consumo de tabaco y alcohol. Además, la obesidad, el estrés y los antecedentes familiares también contribuyen al desarrollo de esta condición, explicó la experta.
Señales de alerta y complicaciones
Asimismo, destacó que aunque la HAS suele ser asintomática, las y los pacientes pueden experimentar dolor de cabeza, mareos y visión borrosa. La aparición de síntomas como dolor torácico, dificultad para respirar o signos de accidente cerebrovascular deben motivar una consulta médica inmediata.
Si no se controla adecuadamente, la hipertensión arterial puede desencadenar crisis hipertensivas, accidentes cerebrovasculares y daño renal irreversible, señaló.
Tratamiento integral
El tratamiento de la HAS debe ser individualizado, teniendo en cuenta la edad del paciente, el estadio de la enfermedad y la presencia de comorbilidades. Las guías clínicas recomiendan iniciar la terapia con una combinación de dos fármacos a dosis bajas, incluyendo inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), antagonistas del receptor de angiotensina II (ARA II), betabloqueadores, bloqueadores de los canales de calcio y diuréticos tiazídicos, agregó.
Además, hizo hincapié en que uno de los factores protectores más importantes para la prevención de complicaciones, es el apego al tratamiento, ya que el abandono o suspensión súbita de éste, puede provocar la muerte, por lo que responsabilidad tanto del médico, como del paciente, llevar un control adecuado.
De igual modo, la doctora Díaz Juárez enfatizó en la importancia del tratamiento no farmacológico, que incluye modificaciones en el estilo de vida, control del peso, reducción del consumo de sal y alcohol, actividad física regular y abandono del tabaquismo.
“La prevención y el tratamiento oportuno de la hipertensión arterial son esenciales para reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares y mejorar la calidad de vida del paciente”, concluyó.
Jorge Ugalde