La enfermedad coronaria es la primera causa de muerte en hombres y mujeres mexicanos (Secretaría de Salud, 2016), sin embargo, se ha identificado, tanto en la sociedad como en el campo médico, como un padecimiento mayormente masculino, pues los síntomas de esta cardiopatía en ellas tienden a ser calificados como malestares cotidianos de mujeres “emocionales o histéricas”, de acuerdo con la investigación plasmada en el libro Directo al corazón, de Lucero Aída Juárez Herrera y Cairo, doctora por El Colegio de Sonora.

En la obra se plantea que en la práctica y conocimiento médico existe un sesgo de género: androcentrismo en la ciencia (que parte del punto de vista del varón), con estereotipos epidemiológicos y de género que, al ser construcciones socioculturales e históricas, pueden ser transformadas.

“Es una postura crítica a esas grandes afirmaciones de la ciencia androcéntrica. Si todo lo que sabemos sobre la enfermedad coronaria es lo que nos dice la Epidemiología y la literatura clásica, será lo único que podremos aprender y la única forma en la cual podríamos atender esa enfermedad, sin observar a los pacientes, sus desigualdades sociales, y de género”, señaló la doctora Monserrat Salas Valenzuela, investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.

La autora retoma el concepto de habitus del antropólogo Pierre Bourdieu, para explicar que las mujeres con enfermedad coronaria están bajo un habitus de género y de paciente obediente, como estructuras sociales que las condicionan a asumir y perpetuar las actitudes que se esperan de ellas, incluso poniendo en riesgo su propia salud.

La falta de tiempo para hacer ejercicio o para buscar y cocinar los alimentos saludables que les son recomendados; el poco apoyo de los familiares, y la ausencia de autonomía para realizarse, sin dejar de atender a los demás integrantes de la familia, son ejemplos de ello, comentó por su parte la doctora Yuriria Alejandra Rodríguez Martínez, especialista en Perspectiva de Género.

Uno de los objetivos de la investigación, indicó la doctora Juárez Herrera y Cairo, fue el reconocimiento de los discursos de las propias mujeres “como un modo de comunicación que permitió explorar acerca de sus contextos, como las desigualdades de género presentes en el proceso salud-enfermedad”.

Directo al corazón habla de la epidemiología y muestra datos duros, pero su relevancia metodológica radica en las entrevistas que hace tanto al personal del sistema de salud como a mujeres que viven la enfermedad coronaria, en donde se pone de manifiesto cómo en el imaginario social están ligados el corazón y los sentimientos.

“Sus discursos llenos de significados mostraron encuentros y desencuentros que escindían profundamente sus historias de vida, trascendían grados de escolaridad y expresaban esquemas de acción y precepción, que conforman el habitus de género”, refirió.

Mariana Montiel