Desde niño, Alejandro Jiménez Sánchez ha tenido un interés muy grande por la ciencia, en particular las preguntas que le han fascinado siempre han sido ¿qué es la vida? y ¿cómo el fenómeno de la multicelularidad es posible? Adicionalmente la extensión de estas preguntas a la vida humana y su aplicación a la Medicina fueron su enfoque, siempre con una visión molecular y sistemática buscando los procesos fundamentales detrás. Por ello, en el 2009 ingresó a la Licenciatura en Investigación Biomédica Básica para formar parte de la generación número 37.

Posteriormente, hizo una Maestría en Biología Computacional en el Reino Unido y el Doctorado en Ciencias Médicas estudiando el microambiente tumoral, el cual involucra al sistema inmune y el uso de terapias. En su tesis analizó éste en cáncer de ovario, principalmente, en las metástasis.

“En el tumor diseminado en el cuerpo de las pacientes, y buscando entender cuáles son los mecanismos moleculares detrás de la respuesta del sistema inmune contra el tumor en mujeres que no han sido tratadas y en las que sí se les ha aplicado quimioterapia, observamos que existe una gran diversidad de niveles de infiltrado inmune dentro de una misma persona, lo cual dificulta mucho los tratamientos como la inmunoterapia en cáncer de ovario.

“También encontramos ciertos mecanismos moleculares que pudieran estar asociados a la falta de infiltrado inmune, los cuales podrían ser blancos terapéuticos que se podrían investigar en el futuro. Aunado a eso, desarrollé un método computacional para estimar semi-cuantitativamente los tipos celulares que hay en un microambiente tumoral”, explicó el ahora becado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Esta investigación, asesorada por Martin Miller, ganó el Premio a la Mejor Tesis Doctoral del Año que otorga el Instituto de Investigación sobre el Cáncer de Cambridge; un reconocimiento que, en palabras de Alejandro Jiménez, no es algo inalcanzable para los mexicanos: “Creo que todas las personas en México están capacitadas para lograr sus sueños, y depende mucho de nosotros mismos, de ayudarnos unos a los otros y de seguir adelante. Me gustaría que este Premio sea visto como algo muy cercano que puede ser logrado por quien se lo proponga. Siempre hay que ser tenaces y honestos, y darnos cuenta que somos como todos los demás en otros países. Para mí es un gusto estar en el extranjero y que la UNAM sea una Universidad que la gente conoce; tengo un gran cariño por esta institución, donde aprendí mucho durante la licenciatura”.

Actualmente realiza una estancia en Israel, donde da continuidad a su proyecto desarrollado en el doctorado, relacionado con la aplicación de un método computacional para poder estimar, de manera relativa, la cantidad de células del sistema inmune y los diferentes tipos celulares del microambiente tumoral utilizando datos de expresión genética. “Estoy tratando de confirmar si también funciona en tumores de ratón, ya que los modelos murinos son ampliamente utilizados en las ciencias biomédicas y sería muy útil”, agregó.

A sus 28 años, Alejandro Jiménez tiene como meta lograr que su trabajo impacte en las personas, independientemente de cuál sea el beneficio. “Creo que la inmunoterapia tiene bastante futuro, y si seguimos trabajando en esa línea podremos ampliar el espectro de pacientes que pueden ser beneficiados por este tipo de terapia”.

Lili Wences