La sobrevida del trasplante renal de donante vivo a 10 años a nivel internacional varía según la edad del receptor, siendo la mejor en menores de cinco años con 80 por ciento, de 65 en adultos entre 35 y 49 años, de 40 por ciento en mayores de 65, y de 50 en adolescentes.

“Este último grupo es el de mayor riesgo, porque necesitan apoyo en la adherencia terapéutica y hay poca información de farmacocinética en niños antes de que los medicamentos salgan al mercado”, consideró la doctora Mara Medeiros Domingo, jefa de la Unidad de Investigación de Nefrología y Metabolismo del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”.

Durante el Seminario mensual de Investigación del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina, advirtió que los medicamentos inmunosupresores se consideran de estrecho indice terapéutico, porque pequeños cambios en la concentración de la sangre pueden ocasionar que un paciente tenga efectos tóxicos o mayor riesgo de infecciones si los niveles son altos, o bien, falla terapeútica y rechazo al órgano si las concentraciones son bajas.

Hay varias diferencias entre niños y adultos con trasplante renal. Mientras que en los adultos la principal causa de la insuficiencia renal es la diabetes e hipertensión arterial, en los niños son las alteraciones congénitas del riñón y del tracto urinario, por lo que con mayor frecuencia los niños requieren cirugías urológicas o cateterismos vesicales.

En el caso de los adultos, la mayoría ya tuvieron contacto previo con agentes infecciosos como citomegalovirus o virus de Epstein Barr, generando anticuerpos a la enfermedad; sin embargo, en los niños, mientras más pequeños sean, es mayor la posibilidad de que no hayan tenido contacto con estos virus, y cuando presentan la infección por primera vez, recibiendo medicamentos inmunosupresores, tienen cuadros graves y se aumenta el riesgo de rechazo al trasplante.

“Sabemos que hay cambios en la absorción, distribución, metabolismo y eliminación de los fármacos, por lo que generalmente los infantes requieren mayores dosis de algunos medicamentos. Además, al no contar en México con formulaciones pediátricas de éstos, se les dosifican presentaciones de adulto, lo que nos puede llevar a errores e incidir en el rechazo del órgano”, advirtió.

La también académica de la Facultad de Medicina mostró ejemplos de estudios que se han realizado en colaboración con la UNAM en niños, por ejemplo uno en donde se utilizó una formulación con capa entérica y se administró a pacientes que eran capaces de tragar la gragea entera y se comparó con la tableta convencional, encontrando que con la gragea tienen menos síntomas gastrointestinales, lo cual es de suma importancia, pues si presentan diarrea, náusea o vómito, se les debe disminuir el medicamento, lo que conlleva otras complicaciones relacionadas con el posible rechazo al órgano.

La doctora Medeiros Domingo destacó que hoy en día se cuenta con buenos fármacos inmunosupresores genéricos que permiten reducir el costo del trasplante a largo plazo, sin embargo, es importante no cambiar la marca de los mismos, ya que en algunos se han encontrado diferencias en la disolución.

Lili Wences y Eledy López