“La definición de bullying contempla una intimidación constante, periódica e intencional, del mismo sujeto hacia la misma persona o grupo, en una relación de pares, dentro del contexto escolar. Estamos hablando de un evento violento, es decir, hay un contexto en donde el agresor sabe que tiene cierto poder y lo ejerce”, explicó la doctora Ana Carolina Rodríguez, investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, durante la quinta sesión de preguntas y respuestas del ciclo “Todo lo que siempre quisiste saber y no te atrevías a preguntar”.

La especialista reiteró que la problemática gana terreno cuando los niños que usualmente interactúan en diferentes contextos perciben violencia de manera cotidiana, hecho que les ayuda a normalizarla. De tal forma que cuando van a la escuela, además de aprender conocimientos generales, también forman vínculos con sus compañeros, y las maneras en que se establezcan éstos serán parte de la formación escolar.

¿Qué factores se han visto relacionados con el surgimiento del bullying? las normas flexibles y la poca supervisión. De pronto se tiene un reglamento escolar, pero no se les instruye del por qué hay que tener esas normas y su funcionalidad. Entonces el joven va a decir: ‘no las voy a acatar porque no tienen ningún sentido para mí’”, mencionó.

Este problema es multifactorial, pero principalmente son las familias y las escuelas los principales implicados, por lo que tener una sincronización adecuada en los valores que se le enseñan a los niños entre estos dos contextos, cobra importancia. Si el menor ve violencia en casa, es probable que la normalice y cuando la experimente en la escuela, le parezca normal observarla, recibirla o ejercerla.

En cuanto a la identificación de los victimarios, la investigadora indicó que suelen ser muy sociables, incluso podrían ser divertidos, extrovertidos, sin presencia de culpa en su conducta y con el poder de subordinar a un grupo; mientras que las consecuencias del torturado suelen ser la victimización, depresión, conductas suicidas, aislamiento e indefensión aprendida.

Hay soluciones

“En todos los grados escolares existen manifestaciones de bullying, desde primaria hasta universidad, lo que se ha podido observar es que van cambiando los métodos: los primeros años las formas de violentarse es a través de conductas agresivas físicas y verbales; una vez pasada la preparatoria, las formas son más relacionales”, explicó.

Para prevenir es muy importante tener una comprensión real del bullying, qué es, cómo se genera, cuáles son las señales y cómo detenerlo adecuadamente. Por ello, los tutores deben estar al tanto de sus hijos, en caso de que sean los agredidos, o los agresores, para actuar temprana y rápidamente sobre este mal.

Uno de los principales consejos que ofrece la doctora Ana Carolina Rodríguez es tener una buena comunicación familiar, para así poder identificar los cambios que el niño o joven tenga, incluso hacer sentirlo en un ambiente seguro y tomar en cuenta la ayuda psicológica.

“Además, promover constantemente formas de interactuar no violentas, y si se da un evento de ese tipo los tutores lo señalen, hagan evidente lo que está sucediendo a todo el grupo, y principalmente al agresor hacerle entender el daño que provoca. Ya existen herramientas de cómo atender estos conflictos”, concluyó.

Eric Ramírez