En 1901 Emil Adolf von Behring fue un bacteriólogo alemán, quien decidió estudiar la inmunidad contra la difteria, enfermedad que en aquella época representaba un gran temor, pues producía la muerte casi segura para quien la padecía, siendo los niños los más afectados.

Tras descubrir en 1880, junto con el médico japonés Kitasato Shibasaburō, que una fracción del suero de un animal inmunizado, por exposición previa al tétanos, podía utilizarse para lograr inmunidad, al menos temporal, en otro animal, se preguntó si esto podía ser también aplicable para la difteria.

Ese interés impulsó al investigador alemán a establecer que también el suero de animales inmunizados contra toxinas diftéricas atenuadas podía inocularse no sólo con fines preventivos sino también terapéuticos, efectividad que pudo comprobar en seres humanos, para posteriormente producir y comercializar el compuesto en 1894.

Este importante descubrimiento fue el que lo hizo merecedor, en 1901, del más grande reconocimiento que se otorga a quienes colaboran de manera sobresaliente para mejorar la vida de toda la humanidad, la medalla y la retribución en metálico correspondiente al primer Premio Nobel de Medicina.

Mariluz Morales