Prevención y tratamiento

Actualmente existe una gran cantidad de lesiones relacionadas con el uso de las tecnologías, como son los dispositivos móviles y las computadoras, las cuales van desde dolor de cabeza, contracturas musculares hasta patologías ya estructuradas.

De éstas, la más común es la cervicalgia, caracterizada por un dolor por tensión de los músculos del cuello (trapecio, escaleno y paravertebrales son los más afectados), que en ocasiones se puede irradiar a los brazos y manos. También el síndrome de túnel del carpo es común, el cual implica una compresión del nervio mediano debido a la inflamación de la banda fibrosa denominada retináculo flexor. Mientras que la tenosinovitis de Quervain es la inflamación de los tendones extensores del pulgar.

“Los síntomas más comunes son dolor en movimientos específicos o en reposo, hormigueo, pérdida momentánea de la fuerza, esto en el caso del síndrome del túnel del carpo y la tenosinovitis, así como inflamación en la zona afectada”, detalló el fisioterapeuta Christian Lazcano Benítez, jefe del Área de Enseñanza Clínica de la Licenciatura en Fisioterapia de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Años atrás, estas lesiones por esfuerzo repetitivo afectaban comúnmente a personas adultas, principalmente oficinistas o secretarias, debido al trabajo que desarrollaban.

Estas patologías impactan de manera directa en la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria, debido a que tienen una sintomatología que evoluciona si no se trata oportunamente.

El tratamiento es multidisciplinario, pues requiere terapia farmacológica y fisioterapia, a fin de disminuir los síntomas y reintegrar al paciente a sus labores cotidianas, a partir del uso de diversos agentes físicos como termoterapia, electroterapia y ejercicio funcional, los cuales se indicarán de acuerdo a las necesidades de cada paciente.

“Algunas recomendaciones para prevenir estas enfermedades son: evitar el uso de dispositivos de forma continua dando un descanso cada hora, mantener posturas adecuadas, es decir, evitar la flexión pronunciada de cuello y tronco, así como mantener el dispositivo a la altura de los ojos y, desde el primer síntoma, acudir con un especialista, para evitar cronicidad”, indicó el experto.

Hoy en día, las lesiones pueden aparecer a edades tempranas, entre los 15 y 25 años.

Diana Karen Puebla