Las enfermedades neurodegenerativas constituyen un grupo heterogéneo de afecciones del sistema nervioso central (SNC) que se caracterizan por una pérdida neuronal progresiva en áreas concretas del cerebro. Esta pérdida progresiva es la que paulatinamente provoca diversas afectaciones en el movimiento, el lenguaje, la memoria, el razonamiento y muchas otras capacidades, en detrimento de la independencia.

Uno de estos trastornos progresivos es la enfermedad de Parkinson, la cual se evidencía de forma inicial por signos y síntomas motores como temblor, rigidez muscular, bradicinesia, inestabilidad postural y alteraciones de la marcha, pero también puede ser acompañada de sintomatología no motora como deterioro cognitivo, como trastornos del sueño, ansiedad, depresión, entre otros. Está descrito que los datos clínicos de esta enfermedad se originan por la pérdida progresiva del más del 50 por ciento de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia nigra y de la denominada vía nigro estriatal.

En México no existen cifras exactas de pacientes de Parkinson, sin embargo, el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” estima una prevalencia de 50 casos nuevos por cada 100 mil habitantes al año, convirtiéndola así en el trastorno de movimiento más frecuente.

Es por esto que, en el marco del Seminario de Investigación del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, la doctora Magdalena Guerra Crespo, académica de dicho departamento, presentó el tema “Las células troncales embrionarias y pluripotentes inducidas humanas en el estudio de la enfermedad de Parkinson”, donde habló de la etiología, neuropatología, signos y síntomas en la enfermedad de Parkinson, así como del papel de las células troncales en dicha enfermedad.

“Actualmente no existe una terapia exitosa para tratar el Parkinson, lo que se utiliza hoy en día es la levodopa, que es el precursor de la dopamina, sin embargo, tiene problemas secundarios, uno de los más graves son las llamadas discinesias, por lo que la búsqueda para encontrar un mejor tratamiento sigue, y es aquí donde entran las células troncales, porque como no se puede parar la progresión de la enfermedad, lo que se intenta hacer con estas células es tratar de sustituir a las células que han muerto en la sustancia nigra”, indicó la doctora Guerra Crespo.

Fotografías: Brisceida López

En la actividad académica realizada en el auditorio “Dr. Octavio Rivero Serrano”, transmitida por YouTube, y moderada por el doctor Ricardo Martínez Tapia, Coordinador de Investigación del Departamento de Fisiología, la ponente mencionó que “las células troncales pluripotentes son células que tienen la capacidad de auto renovación, es decir, que de una célula por división asimétrica da origen a otra con las mismas propiedades de proliferación, pero además se puede dividir en otra célula con capacidad de diferenciar; hay dos tipos principales: las células troncales pluripotentes inducidas y las células troncales embrionarias”.

“Como conclusiones que tenemos hasta el día de hoy es que el modelo in vitro de la enfermedad realmente permite estudiar esta etapa temprana que no es posible estudiar en pacientes, y que estas células con la triplicación incrementan su expresión”, puntualizó.

Vicky Enrimar