En diciembre del 2019, en la localidad de Wuhan, China, se presentaron una gran cantidad de casos de neumonías severas de etiología desconocida; al realizar las investigaciones sobre su posible origen, se encontró que dos tercios de los pacientes habían visitado un mercado de esta localidad o habían tenido contacto con alimentos provenientes de ese lugar. Para enero del 2020 este lugar fue cerrado, y tres días después la Organización Mundial de la Salud dio el primer aviso oficial sobre esta situación; el 7 de enero del 2020, el Instituto de Virología de esta localidad identificó que se trataba de un coronavirus no conocido hasta el momento.

“Estos virus de RNA tienen una capacidad de infectar a distintos vertebrados, desde roedores y animales salvajes, hasta ganado vacuno y animales domésticos, causando infecciones del tracto respiratorio y gastrointestinal, y en algunos casos alteraciones severas como hepatitis en ratones y enfermedades sistémicas en los gatos, que les causan la muerte”, aseguró la doctora Ana Lorena Gutiérrez Escolano, profesora titular del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del CINVESTAV-IPN.

Durante el seminario de investigación del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, la investigadora señaló que existen tres elementos importantes para que un virus pueda infectar: en primer lugar, el receptor celular ACE-2, sin el cual no es posible la entrada del virus a la célula; segundo, que la célula huésped cuente con los componentes necesarios para la replicación viral, y, en tercer lugar, que los virus desarrollen estrategias para evadir la respuesta de defensa de la célula.

 “A diferencia de otros, los virus con material genético de RNA tienen una gran variabilidad y adaptabilidad, por lo que en ocasiones los virus de animales acumulan cambios que les permiten infectar también a los humanos en un proceso conocido como zoonosis, sea por contacto directo o mediante un huésped intermediario.  Los estudios de comparación de las secuencias de los genomas de los coronavirus han mostrado que el SARS-CoV-2 tiene un 96 por ciento de homología con el del virus  BatRAatG13 y del 91.2 por ciento con el Pangolín-CoV, lo cual nos hace pensar en el pangolín como el reservorio que pudo transmitir el virus al humano mediante zoonosis. En adición a esta situación, se sabe que muchas de las epidemias recientes han sido producidas por eventos zoonóticos de virus de RNA, lo que señala que como población humana estamos en constante riesgo”, indicó la doctora Gutiérrez Escolano.

Según informes de la OMS, el virus SARS-CoV-2 es la sexta emergencia de salud pública de importancia internacional.

Respecto a las acciones que como humanidad se deben impulsar, la experta destacó que tanto los investigadores de industrias privadas, como de farmacéuticas y los gobiernos tienen que trabajar de manera conjunta en la búsqueda de la mejor solución a esta pandemia, ya que la enfermedad y las medidas de confinamiento han generado un alto costo en materia de salud y un impacto económico trascendental.

“Debemos planear esquemas de acción unificados, que impliquen la salud animal, del medio ambiente y de los seres humanos”, concluyó la investigadora durante su conferencia virtual.

Victor Rubio